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Reportaje:MUJERES

Olvidadas por 'el Príncipe'

Cuatro mujeres subirán al escenario del teatro Campoamor de Oviedo este año para recoger el Premio Príncipe de Asturias. Dos de ellas son pioneras en recibir el de Investigación Científica y Técnica, y el de la Concordia. La etóloga de primates en libertad, Jane Goodall, y la escritora, creadora de Harry Potter, Joanne Kathleen Rowling, rompen así con la tradición que había olvidado al género femenino de estas dos de las ocho categorías en que se distribuye el galardón. Ya sólo queda una por conquistar, la de Ciencias Sociales.

María Zambrano fue precursora en pisar la alfombra del teatro Campoamor en la primera edición del premio, de 1981. La distinción a la escritora y pensadora de la Generación de la República representó un símbolo de consideración a la mujer en la naciente democracia. Sólo hubo una dama entre los seis laureados de aquel primer año, pero aquéllos eran tiempos en los que no procedía hacer cálculos ni comparaciones, en los que bastaba con dar el justo valor a esa invitación al bautizo del concurso. Pero los años pasan y el mundo occidental ha evolucionado hacia la cultura de las cifras.

Concordia; Investigación Científica y Técnica, y Ciencias Sociales han sido hasta ahora las categorías 'malditas' para las mujeres, pero ya sólo les falta 'aprobar' Ciencias Sociales
Sólo hubo una dama entre los seis elaureados de aquel primer año, pero aquéllos eran tiempos en los que bastaba con dar el justo valor a esa invitación al bautizo del concurso

Son ya 23 las ediciones celebradas. La primera contó con seis secciones (Artes, Ciencias Sociales, Comunicación y Humanidades, Cooperación Internacional, Investigación Científica y Técnica y Letras), que fueron incrementadas a ocho años más tarde (en 1986 se añadió el premio a la Concordia, y en 1987, el de los Deportes).

Aquel octubre de 1981 en que María Zambrano recogió la estatuilla, cedida por Joan Miró, la insignia de la Fundación Príncipe de Asturias, que dona el galardón, y la suma de un millón de pesetas por el apartado de Comunicación y Humanidades, corrió el peligro de quedarse en simple anécdota porque hasta 1988, en que Carmen Martín Gaite comparte el premio de las Letras con José Ángel Valente, ningún nombre de mujer volvió a dejar su huella en las decisiones de los ocho jurados (constituidos uno por área).

Salvado aquel largo olvido, el Guadiana volvió a ocultarse hasta 1991 en que Victoria de los Ángeles, Teresa Berganza, Montserrat Caballé y Pilar Lorengar comparten el premio de las Artes con José Carreras, Alfredo Kraus y Plácido Domingo. En este año y el siguiente hubo una aparición de mujeres en el escenario, pero para recoger el premio en nombre de organizaciones: Sadako Ogata, lo hizo por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados; y Elisabeth Taylor y Matilde Krim, por la Fundación Americana para la Investigación del Sida.

De nuevo el santo se fue al cielo hasta 1994, año en que Alicia de Larrocha recibe el de las Artes y Martina Navratilova, el de los Deportes. Los deportes retornan a las mujeres en 1995, esta vez, a manos de la atleta argelina Hassiba Boulmerka.

El insistente silencio, que se produce a lo largo de 1996 y 1997, se rompe cuando, en 1998, siete mujeres, Fátima Boudiaf, Rigoberta Menchú, Fatana Ishaq Gailani, Somalí Mam, Emma Bonino, Olayinka Koso-Thomas y Graça Machel, comparten el premio de la Cooperación Internacional, y Arantxa Sánchez Vicario obtiene el de los Deportes.

Es a partir precisamente de 1998 cuando parece haber llegado la época en que los descuidos, distracciones y omisiones quedan a su vez descuidados, distraídos y omitidos, porque, en 1999, la astronauta Chiaki Mukai, doctora en medicina y fisiología, marca una pauta de continuidad apareciendo en la lista de premiados, junto con tres hombres del espacio, con el de Cooperación Internacional, mientras el de los Deportes va a parar a manos de la tenista Steffi Graf.

La soprano norteamericana Barbara Hendricks obtiene el de las Artes en 2000, y en 2001, el de las Letras recae sobre Doris Lessing. 2002 insiste en reclamar el retorno al olvido, pero lo hace con buenas intenciones porque da paso a que el año siguiente, el presente, se convierta en un año de suerte: a finales de octubre, subirán al escenario, además de Jane Goodall y Joanne Kathleen Rowling, las escritoras marroquí y neoyorquina, Fátima Mernissi y Susan Sontag para recibir el de las Letras.

Concordia, Investigación Científica y Técnica, junto con Ciencias Sociales, han sido hasta ahora las materias malditas para las mujeres, pero ya sólo les falta aprobar Ciencias Sociales. En lo que respecta al capítulo de las Artes, las seis únicas galardonadas lo han sido por sus dotes musicales, con el riesgo para la música de convertirse en una maría dentro de un apartado que abarca arquitectura, pintura, escultura, danza, cine y teatro, áreas en las que no falta la presencia social femenina.

Compartido

Un balance de 23 años del Príncipe en los que (además de 42 organizaciones o equipos de trabajo) 163 hombres (63 de ellos, premio compartido) y 25 mujeres (15, compartido) han recibido la distinción. Compartir el premio significa que cada candidato obtiene la parte proporcional del galardón que, desde 2002, es de 50.000 euros por sección (fue de un millón de pesetas en 1981 y 1982, pasó a ser de dos millones de pesetas entre 1983 y 1989, y de cinco millones de pesetas de 1990 a 2001). De las seis mujeres que obtuvieron el de las Artes, cuatro compartieron y de las cuatro que han conseguido el de las Letras, tres han repartido.

Fue un grato golpe de efecto ver subir al podium a las siete mujeres que obtuvieron el de Cooperación Internacional en 1998, pero... ¿Era demasiado un galardón para una sola? El día de la entrega, el príncipe Felipe aludió en su discurso al importante papel que juega la mujer en el mundo y a su lucha contra la violencia y la discriminación. El heredero de la corona recordó cómo en algunos lugares se las confina "por el simple hecho de ser mujeres, a una auténtica cárcel de costumbres ancestrales que las degradan". Y añadió: "Pero luchan también estas mujeres contra nuestra indiferencia, la de los países cultos y prósperos que se conmueven momentáneamente ante las imágenes de crueldad, y apenas hacen un hueco en sus conversaciones cotidianas. Sirva también esta distinción como acicate y estímulo para sacarnos de esa indiferencia".

Graça Machel, Fátima Boudiaf, Rigoberta Menchú, Emma Bonino, Fatana Ishaq Gailani, Olayinka Koso-Thomas y Somalí Mam (de izquierda a derecha), en 1998.
Graça Machel, Fátima Boudiaf, Rigoberta Menchú, Emma Bonino, Fatana Ishaq Gailani, Olayinka Koso-Thomas y Somalí Mam (de izquierda a derecha), en 1998.EFE

Un reflejo de la sociedad

Todo hace pensar que el resultado de la radiografía que conduce a detectar los olvidos del premio Príncipe de Asturias no es más que "un reflejo de la sociedad, de la representación de las mujeres en los cargos", como apunta Felipe Escudero, portavoz de la Fundación Príncipe de Asturias. Las candidaturas (entre 330 y 350 por año para las ocho categorías) son presentadas por academias, centros culturales o de investigación, universidades, parlamentos y otras instituciones del mundo, en las que la representación de la mujer en los cargos sigue siendo minoritaria "y se presenta a muy pocas mujeres; por desgracia, éstos son los resultados", subraya Felipe Escudero.

La Fundación insiste en que estos efectos no dependen de la institución, que premia la excelencia y la demostración de la trascendencia internacional de la obra del candidato, independientemente del sexo y de la nacionalidad.

La participación femenina en los jurados, que cuentan con unos 20 miembros por cada área, elegidos por la propia Fundación entre expertos de cada una de las materias, oscila entre el 10% y el 20%. El jurado del premio a la Concordia, otorgado este año por primera vez a una mujer, presenta una excepción al estar compuesto exclusivamente por miembros de los patronatos de la Fundación. Hasta la presente edición, cerca de 600 personalidades han formado parte de los jurados.

El resultado de esas deliberaciones que se celebran cada año en el Hotel Reconquista de Oviedo, muestra que, mientras las ciencias sociales parecen ser un hueso duro de roer (en 23 años ninguna mujer ha obtenido este galardón), las artes, los deportes y las letras son las áreas a las que mayor acceso han tenido las mujeres, al margen de la cooperación internacional cuyo premio compartieron siete mujeres en 1998, esas mujeres que "luchan todas ellas a favor de los derechos de la mujer y de los niños y en contra de la violencia o la discriminación", en palabras del Príncipe de Asturias.. Las cuatro deportistas hasta ahora galardonadas nunca han compartido el premio con otros candidatos.

Ninguna mujer ha vuelto a probar el destinado a la comunicación y las humanidades que en su día y con motivo de la primera edición, en 1981, obtuvo María Zambrano.

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