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Columna
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El Front

Miquel Alberola

El ocaso político de Pere Mayor, por quien doblan las campanas estos días con varias mortajas retóricas cortadas a medida, coincide sin embargo con su esplendor literario. Es otra de las simetrías imposibles que suministra el terreno, si es que no se trata de la sanción mesiánica de que el reino del nacionalismo valenciano no es de este mundo. La agonía del hasta ahora líder del Bloc Nacionalista Valencià sin embargo se convierte en esplendor político en la última novela de Ferran Torrent, Espècies protegides, otro efervescente friso sobre Valencia donde Mayor, bajo la funda narrativa de Francesc Petit, decide el futuro de la Generalitat, puesto que su partido, aquí investido como el Front, ha obtenido el 7% de los votos en las elecciones autonómicas y está en disposición de decantar la mayoría absoluta hacia uno (PP) u otro lado (PSPV). Sin embargo la realidad electoral arruinó el pasado 25 de mayo al lector la perspectiva de cotejar las páginas de Torrent con los acontecimientos y establecer relaciones en tiempo real, algo que sí sucedió en la anterior entrega, Societat limitada, y que sin duda contribuyó a su éxito. Pero ahora los hechos saturan de interrogantes la formación nacionalista, en la que no pocos militantes se preguntan si al Bloc, tras tantas tentativas sin lograr traspasar la barrera del 5%, le queda vida más allá de las novelas de Ferran Torrent, incluso más allá del reducto del municipalismo. Es cierto que en todo este tiempo, con el cartel de Mayor, se estrelló en todos los comicios autonómicos, incluso que lo hizo en el momento más propicio para la formación, en 1999 cuando el PSPV rozó su suelo y buena parte de la militancia disconforme desvió de forma organizada su voto hacia el Bloc. Pero también lo es que este partido en sus peores circunstancias obtuvo más votos que nunca el pasado 25 de mayo, aunque todavía insuficientes para acceder a las Cortes. Lo que está claro es que si el Bloc, ahora con más especies que ecosistema, no se refunda a sí mismo de acuerdo con la realidad, lo harán los empresarios (los Juan Lloris de Ferran Torrent o los Juan Roig de AVE), porque ellos tienen la necesidad perentoria de un partido nacionalista moderado que rompa las hegemonías y facilite lo suyo.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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