Un diseño inacabado

La actual plaza de las Glòries fue diseñada en los años preolímpicos y se hizo realidad en los Juegos de 1992. La idea inicial de la solución adoptada era facilitar un acceso rápido de entrada a la ciudad y facilitar el estacionamiento en el aparcamiento que ocupa la planta del tambor, lo que se denomina un park and ride.

Pero esa previsión no se ha cumplido nunca. Cuando se levantó la estructura no se divisaba la apertura de la Diagonal hacia el Levante, ni el proyecto del 22@ de Poblenou. Ni mucho menos se preveía la expansión de las áreas de La Sagrera -ligada al AVE, cuando llegue- y el Fòrum. Con todas esas nuevas zonas en expansión, el anillo de las Glòries ha quedado varado, en medio, y junto a un coloso como la torre de Agbar, lo que le ha valido el sobrenombre de la "grapadora".

Se trata además de una plaza con muchos afectados. Los vecinos, que se niegan a tener una autopista en la plaza cuando ya se ha puesto un semáforo a la altura de la Rambla del Poblenou; los comerciantes de los Encants, que están a la espera de negociar su futura ubicación, e importantes edificios proyectados, como la Cripta de los Museos, de Oriol Bohigas, que, según el proyecto, sobrevolaba el anillo.