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Las diferencias según las carreteras

Los mapas de tráfico de Europa aportan más información que la cantidad de vehículos diarios que pasan por una carretera. También dicen mucho sobre la distribución de la riqueza y sobre la forma de gobierno que tiene cada Estado. "No hay ningún país rico que tenga poca movilidad y ninguno pobre que tenga mucha": así resumía ayer el presidente del Instituto de Estudios Territoriales de Cataluña, Albert Serratosa, las lecturas que tiene el Censo de tráfico e inventario 2000 de las grandes rutas de tráfico internacionales europeas. El censo, que ayer se presentó en Barcelona, lo han realizado el instituto que preside Serratosa y el Instituto Cartográfico de Cataluña por encargo de la Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas.

Un solo vistazo al mapa es suficiente para darse cuenta de que, en materia de infraestructuras, las diferencias entre el norte y el sur de Europa todavía son muy importantes. Un ejemplo de ello lo encontramos en dos grandes barreras orográficas del continente: los Alpes y los Pirineos. Mientras que en el primer sistema montañoso, que es una barrera mucho más acusada que la segunda, se han perforado muchos más kilómetros de túneles, los Pirineos siguen siendo muy poco permeables, lo que acaba dificultando las comunicaciones de España con el resto de Europa. De ello se desprende, según los autores del estudio, que la voluntad política puede superar los obstáculos naturales. Ya en el año 1985, los Alpes tenían un flujo de 163 vehículos por día y kilómetro, mientras que por los Pirineos pasaban sólo 102.

El mapa también demuestra que en algunos países, como España, se ha optado por el modelo radial de carreteras, que contrasta con el llamado sistema "en malla" de, por ejemplo, Alemania, que soporta y reparte de manera más equitativa los flujos de tráfico.

Si se traza una línea virtual entre Calais (Francia) y Venecia (Italia), se pueden observar que la situación de las carreteras a cada lado de esta línea es muy distinta. Por encima de ella, son habituales intensidades de 40.000, 50.000 y hasta 70.000 vehículos al día -valores propios de vías urbanas-, mientras que por debajo no se suele pasar de los 25.000 y en la mayoría de los casos las cifras se mueven por debajo de los 10.000.

Apoyándose en estos datos, el consejero de Política Territorial de la Generalitat, Felip Puig, denunció la falta de inversión por parte del Estado en las carreteras catalanas y añadió que ello "atenta contra el desarrollo social y económico de Cataluña".

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