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Reportaje:

El turismo sexual como afrenta

Una masiva orgía de japoneses con prostitutas chinas reabre viejos conflictos

Las delicadas relaciones que mantienen China y Japón han sufrido un nuevo golpe a causa de un amplio escándalo de turismo sexual. Casi 400 japoneses y 500 prostitutas chinas mantuvieron durante tres días una orgía en un hotel de lujo de la provincia sureña de Guangdong, coincidiendo con el aniversario del inicio de la invasión del norte de China por Japón el 18 de septiembre de 1931, según ha publicado la prensa local este fin de semana.

El incidente ha provocado las iras de miles de ciudadanos chinos, que han inundado de correos electrónicos incendiarios algunas de las principales páginas de Internet. "No se puede tomar simplemente como un asunto de prostitución. Esos japoneses querían desafiar a nuestra nación", dijo un internauta.

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Pese a que Tokio es el principal socio comercial de Pekín, muchos chinos mantienen un profundo resentimiento hacia su vecino por razones históricas. Consideran que no ha asumido su pasado imperialista y las atrocidades que cometió durante la ocupación hasta el fin de la II Guerra Mundial. Los dos países no restablecieron relaciones diplomáticas hasta 1972. Este resentimiento es periódicamente alimentado por el Gobierno chino y los medios de comunicación.

Según el Diario del Pueblo, los turistas japoneses, de entre 16 y 37 años, volaron a la ciudad de Zhuhai con un único objetivo. La noche del 16 de septiembre, medio millar de meretrices les esperaban en el hotel de cinco estrellas asociado al centro internacional de convenciones de esta ciudad del delta del río Perla, una de las regiones más prósperas del país.

La prensa local asegura que el departamento comercial del hotel utilizó sus relaciones en Japón para traer al grupo de viajeros sexuales, al tiempo que la madame de la discoteca del establecimiento se puso en contacto con un gran número de clubes en su ciudad para reunir un número suficiente de chicas.

Según algunos testigos, la primera noche, la recepción se llenó de clientes abrazados y apretujados a las mujeres, que posteriormente se dirigieron a sus habitaciones. En algunas, las puertas estaban entreabiertas y se podía ver y oír a tres o cuatro jóvenes. "Vinimos a jugar con las chicas chinas", explicó uno de los clientes al Diario de la Juventud de Pekín. Las prostitutas recibieron entre 1.200 y 1.800 yuanes (126 a 189 euros) cada noche. La policía china ha iniciado una investigación. Mientras tanto, el hotel ha sido cerrado.

La dirección del establecimiento ha negado que tenga nada que ver con la orgía, y ha contestado que "debe servir bien a cada cliente", que "la prostitución es un fenómeno común en los hoteles de lujo de todo el país". Sin embargo, algunos testigos han declarado que los guardias del hotel revisaban los bolsos de las mujeres cuando se iban para comprobar que no habían robado nada a sus clientes.

El escándalo, calificado de humillación intencionada por algunos chinos y, como tal, destacado por los medios de comunicación oficiales, ha venido a agriar un poco más las difíciles relaciones entre los dos países. Según una reciente encuesta, más del 50% de los japoneses sienten animadversión hacia China, mientras que más del 80% de los chinos tienen una visión negativa de sus vecinos.

El mes pasado, un obrero chino murió después de intoxicarse con el gas mostaza que escapó de cinco depósitos encontrados durante unas obras en la provincia norteña de Heilongjiang. Habían sido abandonados por el Ejército japonés durante su retirada al finalizar la guerra.

Pese a ser ilegal, la prostitución es un fenómeno corriente en los grandes hoteles de lujo. Muchas jóvenes ofrecen al anochecer sus servicios a su entrada y realizan insistentes llamadas a los clientes a las habitaciones ofreciendo "un masaje". El comercio del sexo se ha disparado en los últimos años como consecuencia del proceso de apertura y reforma iniciado hace dos décadas.

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