La patronal alemana quiere flexibilizar la negociación laboral
Pretende que la apelación a la huelga sea siempre el último recurso
La Federación de Asociaciones Patronales Alemanas (BDA) exige modernizar la negociación salarial colectiva y, si los sindicatos se oponen a aceptar acuerdos en el ámbito de la empresa, "le corresponde al legislador adoptar las regulaciones correspondientes". En una resolución de la presidencia de la BDA se dice: "La huelga y el cierre patronal son reliquias de épocas pasadas bajo especiales condiciones históricas hoy inexistentes".
El presidente de la BDA, Dieter Hundt, ha presentado las reivindicaciones que la patronal alemana trata de lograr con negociaciones con los sindicatos. Si no se llega a acuerdos, los patronos exigen que intervengan los legisladores para modificar el marco legal en el que se ha movido hasta ahora la negociación salarial colectiva entre empresarios y trabajadores.
La primera exigencia de los patronos es legalizar acuerdos para el empleo en el ámbito de la empresa con cláusulas de apertura para salirse de lo que imponen los convenios colectivos. Según Hundt, "en algunas ramas industriales los sindicatos se niegan de forma empecinada a posibilitar pactos por el empleo en el ámbito de las empresas". Añade el representante supremo de la patronal: "Si los trabajadores, los empresarios y el comité de empresa juntos quieren desviarse del convenio colectivo en el marco de un pacto empresarial para crear o asegurar puestos de trabajo, esto tiene que ser reconocido como cláusula más favorable sin la aprobación de los agentes sociales y sin posibilidad de recurso por parte de sindicatos o empresarios".
La patronal quiere, sin duda, aprovechar la coyuntura del paro masivo y el miedo reinante en Alemania a perder el puesto de trabajo para dar el golpe de gracia a una de las vacas sagradas del sindicalismo: la negociación colectiva de los convenios de rama. La fuerza de los sindicatos se basa en Alemania en gran parte en la contratación para toda una región y un sector de la producción, el metal, la imprenta, la construcción o los servicios públicos, un convenio colectivo que resulta un marco rígido y casi inamovible. Así se impone, por ejemplo, la jornada de 35 horas semanales cuando muchos asalariados, temerosos ante la crisis, estarían dispuestos a trabajar hasta 40 para asegurarse el puesto de trabajo o evitar los despidos.
Acuerdos inadecuados
Los patronos quieren más flexibilidad y se apoyan en las líneas marcadas por el canciller socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD) cuando lanzó el pasado 14 de marzo la llamada Agenda 2010. Schröder criticó la falta de flexibilidad y lo indiferenciado del derecho laboral y los acuerdos salariales, que resultan inadecuados para la competitividad internacional de una economía. El canciller apeló a los agentes sociales, sindicatos y empresarios, a "ante la situación económica y del mercado laboral, usar sus márgenes de actuación para facilitar nuevos empleos".
Ahora la patronal quiere que estos buenos propósitos se traduzcan en hechos. Como segunda medida exige la patronal la "introducción obligatoria de un procedimiento de arbitraje en los conflictos salariales para asegurar el principio del último recurso. Esto es que las luchas laborales sólo será permitidas cuando se hayan agotado todas las posibilidades de una solución pacífica del conflicto salarial". Sólo tras la conclusión del arbitraje sería posible ir a la huelga, "esto significa que las huelgas de amenaza y advertencia de los sindicatos durante las negociaciones salariales colectivas serían ilícitas por atentar contra el principio del último recurso".
Otra exigencia de la patronal se dirige contra el abuso del derecho de huelga por parte de determinadas minorías, como las de los pilotos de la compañía aérea Lufthansa o los conductores de locomotoras de los ferrocarriles alemanes. Según Hundt, "sin pretender inmiscuirnos en el núcleo de la libertad de asociación que consagra la Constitución, hay que impedir tales huelgas de minorías especializadas cuando con el paro de ellos se detiene el funcionamiento de toda la empresa".El documento aprobado por la BDA alude a la situación planteada el pasado mes de junio con la huelga fracasada en el Este de Alemania por las 35 horas semanales.
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