Los gaditanos Sphinx lanzan su segundo disco
El grupo gaditano de rock duro Sphinx acaba de sacar al mercado su segundo disco, Mar de dioses. Desde su fundación en 1992, la progresión de la banda ha quedado plasmada en varias maquetas, un álbum debú, Sphinx, así como en notables participaciones en diversos festivales y certámenes en toda la geografía española. La presentación de Mar de dioses congregó el pasado sábado en la sala Central Lechera de la capital gaditana a más de doscientos seguidores.
En palabras de Carlos Delgado, batería de Sphinx, "hemos tenido que sortear muchos problemas para llegar hasta aquí: falta de medios técnicos, discográficas, managers... En Andalucía hay pocas movidas para este tipo de música, por lo que buscamos refugio en los medios de comunicación especializados. Ni siquiera ponemos mucho empeño en salir por televisión, porque a menudo confunde a los aficionados. Te ven en la tele e interpretan que te estás vendiendo", afirma.
En los últimos años, Sphinx ha conseguido telonear a bandas como Mago de Oz o Obús, al tiempo que abandonaban el sello Fonomusic para firmar con Dro-Warner por cinco discos. Una pequeña hazaña, considerando las dificultades del mercado, que Carlos Delgado justifica así: "Los heavys solemos ser muy fans de nuestros grupos, somos muy fieles a la música que nos gusta. La piratería no ataca tanto a este género, y quien sigue a una banda casi siempre compra su disco", asegura.
Las preferencias de estos músicos se inclinan hacia el heavy metal clásico, de raíz inglesa y rebelde a las etiquetas, aunque no desprecian corrientes afines como el llamado metal alemán encarnado en grupos como Helloween o Gamma Ray o el thrash más vibrante. "Creo que estamos volviendo a los 80, a las camisetas negras y el sonido directo", vaticinan.
Público joven
El cantante de Sphinx, Manuel Rodríguez, defiende la buena salud del metal andaluz: "Hay clásicos que sobreviven, como Medina Azahara, y bandas pujantes como Narco, Saurom Lamderth o Azrael", comenta. En cuanto al relevo generacional del público, el vocalista lo da por garantizado. "La edad media de los chavales que acuden a nuestros conciertos oscila entre los 15 y los 18 años, aunque nunca faltan los veteranos. Creemos que esa gente joven busca lo mismo que buscábamos nosotros en nuestros comienzos, una forma de entender la música fuera de los canales comerciales", añade. "Buscamos reunir un buen número de seguidores, no aspiramos a discos de oro".
Mientras preparan la gira promocional de Mar de dioses y sueñan con telonear algún día a sus indiscutibles ídolos, los británicos Iron Maiden, Sphinx definen a coro su objetivo primordial: "Poder vivir haciendo lo que nos gusta, o al menos escribir nuestra pequeña página en la historia del metal español, como lo hicieron Barón Rojo u Obús. Si dentro de 20 o 30 años se nos recuerda, nos sentiríamos satisfechos", afirman.
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