La pedrada sobre la piel (irritada)
Considera el autor que hay en la película de Medem sobre la situación vasca un desenfoque de partida que sesga los objetivos que el propio cineasta se plantea.
Estimado Julio: Tenía mis dudas, con respecto a tu documental La pelota vasca. Sabía de él por la prensa, pero a pesar de mis reticencias estaba dispuesto a verlo... hasta que recogí en los casilleros del Festival la información sobre el mismo y mis sospechas se confirmaron. No he visto la película. Tampoco deseo verla. No la veré. Entonces, ¿me atrevería a juzgar tu obra? Nunca osaría nada semejante, pero sí voy a comentar tus palabras, que son bastante esclarecedoras.
El Press-Book informativo arranca con una sugestiva frase, "Un pájaro vuela dentro de una garganta", poético título de tu reflexión sobre lo que luego aclaras en el colofón, en una frase en la que afirmas que "[esta película] se solidariza con quienes sufren la violencia relacionada con el conflicto vasco". El "conflicto". Es un vocablo con muchos sinónimos: problema, crisis, lucha, guerra, disputa, desacuerdo...
"Tu documental no va a facilitar el vuelo de ningún pájaro, si acaso el de algún buitre"
Todas esas ideas invocan a una causa. "La causa... He ahí la causa, alma mía... permitidme que no la nombre ante vosotras, castas estrellas", clama Otelo antes de asesinar a Desdémona. Y permíteme utilizar la tragedia de Shakespeare como ejemplo elemental para entender eso del conflicto, que, reducido al ámbito de la pareja puede arrojar mas luces a las escasas que vamos demostrando.
Si Otelo se hubiese limitado a entablar demanda de divorcio, aún sin razón, habría podido hablarse de "crisis" matrimonial... Y aunque la maldad de Yago habría sido puesta en evidencia, tal vez a la dulce esposa del Moro de Venecia le habrían durado los morros lo suyo, con toda justicia. Pero eso no es lo que hace Otelo, que parece el santo patrón de tantos maridos, novios o lo-que-sean de tantas mujeres maltratadas y asesinadas que son noticia un día sí y otro también.
En tales casos, ¿estamos ante un "desacuerdo"? ¿Harías una vehemente llamada al "diálogo" entre las partes afectadas? ¿No están bien las medidas legales, policiales, sociales, para poner freno a tanto desafuero? ¿O crees que esos seres feroces actúan sin "razones"? Están llenos de ellas, de celos, de rabia, de ideas instrumentalizadoras,... pero ninguna se deberá tener en cuenta porque lo que han hecho ha sobrepasado un límite que nunca debió haber sido franqueado, y creo honradamente que ni tú mismo, con una bandada de ánades migratorias cruzándote la glotis (sé que no es tu garganta a la que aludes, pero es la tuya la que habla), serías capaz de llamar "conflicto" a esa barbarie, que es justamente lo que haces, si extrapolamos el sencillo y comprensible ejemplo de la pareja litigante a la sociedad vasca de hoy.
He leído y oído algunas de las respuestas que has tenido de quien no ha querido intervenir en el documental (Cristina Cuesta), de quien sí y ha pedido que retiren su participación (Gotzone Mora e Iñaki Ezkerra) y de quien también ha intervenido (Joseba Arregi), no pide que corten su intervención, pero asegura que tampoco va a ver la película y ha escrito de forma muy contundente contra la misma, aludiendo a la nítida dirección, sesgada, que observó en la entrevista que le hicieron para ella.
Abundar en lo argumentado por Cristina Cuesta sería inútil. Ella, como víctima del terrorismo, con su vida amenazada, tal vez se sienta poco inclinada al uso de metáforas y retóricas esteticistas para debatir lo que viene siendo una realidad más relacionada con el thriller que con el tropo.
En cuanto a otras voces que aseguras que (tu película) "siempre echará de menos a quienes no han querido participar", no pareces, por tus declaraciones en televisión, sentir esa nostalgia que afirmas. Les acusas, nada menos, que de "intento de boicot". Si no han querido "salir" es para afirmar que no "han salido" y poder acusar de pro-nacionalista a tu film. Ya te responderán, espero, algunos más, espero, pero, Julio, es que esa dirección se la has dado tú mismo desde el principio, al hablar de tu indignación ante el "ataque" que, a tu juicio, estaba sufriendo el mundo nacionalista vasco por parte de los, llamémosles, constitucionalistas (definir a un grupo de "no nacionalista" es poco serio ya que hay que definir a cosas y a personas por lo que son, no por lo que no son) ¿Piensas que esos ataques lo eran sin motivo alguno, que se deben a pura perfidia? ¿No existe para ti el famoso y aún coleante Pacto de Estella, (producto del pavor que despertó la reacción ciudadana al asesinato de Miguel Ángel Blanco) en el que los nacionalistas y la banda terrorista que tú estimas como uno de los polos de la cuerda tensada (el otro, según tú al mismo nivel, es el Gobierno español; hay que ver, cómo nos están dejando el patio, unos y otros) intentaron la exclusión de la mitad de la ciudadanía vasca? Ellos insisten en que consiguieron una tregua, curioso concepto para un solo bando contendiente y que la propia banda se encargó de desmentir. Al menos había una explicación para el enfado de algunos, no intolerancia, a no ser que quieras para un buen número de tus conciudadanos la filosofía moral de un personaje de Gila: "Me habéis matado al hijo, pero me he reído más..."
Supongo que habrás visitado tu antiguo barrio de residencia, la Parte Vieja donostiarra, estos días de Festival. Habrás visto los abundantes graffiti en los que se tacha de "asesina" a la Ertzaintza y se dan todos los vivas y honores a quien quiso asesinar a unos semejantes. Esa película es cinema-verité para muchos, demasiados, paisanos tuyos. Pero la tuya, me temo, no va a ser una caricia consoladora para ellos. Siento decírtelo, pero creo que tu film será una pedrada que cae sobre pieles demasiado irritadas, algunas de ellas quemadas, cenizas ya, precipitadas al abismo del olvido que muchos quisieran y sólo vivas en la memoria de los que les quisieron y no quieren que tanto dolor sea tan estéril como las buenas intenciones con las que has construido tu documental, que no va a facilitar, quizás a pesar tuyo, el vuelo de ningún pájaro. Si acaso el de algún que otro buitre.
Fabián Rodríguez es crítico de cine y escritor.
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