Contreras viaja a su pasado
Miguel Ángel Lotina, el técnico, escarba en la trayectoria del defensa central chileno del Celta para reconvertirlo en ariete ante el estupor general
Pablo Contreras, el defensa del Celta, se tuvo que frotar los ojos para creer lo que estaba leyendo aquella mañana. Un par de horas más tarde, en el entrenamiento, su técnico, Miguel Ángel Lotina, le confirmó lo que todos los periódicos había aireado: ese domingo, en el estadio de El Madrigal, ante el Villarreal, él sería la alternativa en la punta del ataque del serbio Milosevic, cargado de minutos por una maléfica conjunción de bajas. Las previsiones se cumplieron y el internacional chileno corrió durante el último cuarto de hora de la pasada jornada por un área que no era la suya. El transformismo continúa: hoy, frente al Valladolid, y el próximo miércoles, ante el Milán, en Balaídos, Contreras volverá a ser el recambio del delantero centro.
El experimento de Lotina trajo inmediatamente a la memoria aquel Barça de Johan Cruyff que, en los momentos de desesperación por el resultado en contra, reforzaba su delantera con Alexanco. El defensa azulgrana saltaba del banquillo con la misión tatuada en la frente de conquistar el cielo del área rival. Pero no es el caso de Contreras (Santiago de Chile, 1978), que el domingo pasado, ante el cuadro castellonense, imitó los movimientos de un delantero al uso: con el balón a ras de suelo, sin heróica y con un empate de los que no causan rechazo en el entrenador celeste. El Celta sólo tardó un puñado de minutos en adelantarse en el marcador, aunque el inusual 9 nada tuviera que ver con aquel gol.
Otra diferencia fundamental entre el clásico recurso angustioso al central y el de Contreras figura en el propio currículo del suramericano. Fiel a su fama de erudito del fútbol, Lotina escarbó en el pasado de su plantilla a la caza de una alternativa a los lesionados Catanha y Edu hasta encontrarse con que disponía en su defensa de un jugador con pasado de delantero. En efecto, antes de pelearse con los arietes, un todavía imberbe Contreras trataba de escurrirse de los centrales en el filial del Colo Colo y en las categorías inferiores de la selección chilena. Las urgencias del Celta le han hecho reencontrarse con su adolescencia.
La inopinada mutación de Contreras ha añadido nuevos argumentos a quienes recriminan al técnico vasco su insistencia en desplazar a los jugadores de su lugar natural: el lateral Juanfran juega por delante del carrilero Sylvinho; el centrocampista Mostovoi se incrusta entre los centrales; Gustavo López se va a la media punta o se desplaza al carril derecho; los pivotes se extienden hasta las bandas, y... los defensas se reciclan en delanteros. Además, la operación Contreras viene a confirmar al Celta como todo un refugio para los zagueros, unos jugadores que, como en el Calcio, siempre encuentran acomodo en los equipos de Lotina.
La expresión de estupor de Mostovoi cuando Contreras sustituyó a Milosevic en El Madrigal ilustra la sorpresa generalizada en el vestuario. El propio Contreras tuvo que disimular su pasmo. Después de reconocer que se había enterado por la prensa, apuntó: "Me gano el puchero como zaguero central, posición en la que me siento más cómodo, pero tener que jugar de 9 ante la falta de hombres de ataque es un desafío que no me desagrada". Más mordaz, Milosevic apostilló: "No es tan fácil cambiarse la mentalidad. No creo que Contreras vaya a jugar de delantero las cuatro temporadas que tiene firmadas con el club".
Contreras llegó al Celta hace dos temporadas y procedente del Mónaco, con el que ganó la Liga francesa. En el primer curso jugó como cedido en Osasuna, en el que coincidió con Lotina, sin abandonar su puesto de central. Y el pasado fue prestado al Sporting de Lisboa. Cansado de las cesiones, regresó al Celta para disputar la Liga de Campeones. Pero, para su consternación, si el miércoles Lotina vuelve a recurrir a él no será para que frente a Shevchenko o a Inzaghi, sino para vérselas con un compañero de oficio: nada más y nada menos que el mítico Maldini.
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