El Valencia gana con sus meritorios

En el partido de las oportunidades, la mayoría de los meritorios del Valencia las aprovecharon. Soberbio Palop en un par de intervenciones. Bien Sissoko en su trabajo de recuperador. Segurísimo el central Navarro. Decisivo Sánchez en su bello pase interior y oportuno Oliveira en el remate a gol que deja encarrilada la eliminatoria. Muy arropados, eso sí, por un Baraja sobrado. Más que suficiente para tumbar a un adversario discretísimo que asumió su inferioridad desde el inicio.

Ésas son las cosas de Sánchez. Puede estar toda la noche sin confianza, sin chispa, desacertado. Pensando si realmente tendría razón Benítez, que lo consideró "prescindible" justo antes de comenzar la Liga. Pero, de pronto se le enciende la luz y envía un pase al hueco, allí donde el defensa no puede imaginar, para que un compañero remate la ocurrencia. En este caso Oliveira, que también llevaba un mes sin levantar cabeza, despertando dudas por todas partes. Pero ayer despejó unas cuantas con ese zurdazo a la escuadra.

Ante la visita el sábado del Madrid a Mestalla, Benítez reservó a tantos hombres como pudo: Aimar, Vicente, Curro Torres y Mista. Los que jugaron de inicio, no tenían más remedio. Y lo hicieron con la calculadora en el bolsillo. Tratando de economizar los esfuerzos. Arriesgar lo mínimo. Enfrente, un rival muy consciente de sus limitaciones. Protegido constantemente por 10 hombres. Parece mentira que esté entrenado por un técnico inglés, el ex del Liverpool Richard Money.

En el palco el presidente de la UEFA, Lennart Johansson, hincha del AIK observó cómo su equipo apenas pasó de su medio del campo en toda la segunda parte. Y cuando se atrevió, se topó con un espléndido Palop, que dibujó dos paradas enormes: la primera un tirazo a media altura y pegado al poste de Poh, y la segunda un bombazo a la escuadra de Ishizaki. Mucho hubo de volar el portero valenciano para alcanzar ese balón.

Ante la ausencia de Albelda, Baraja ejerció por primera vez de capitán y de primer medio centro. Ejerció de jefazo, pues sabía que su jerarquía era anoche imprescindible. Por delante, Sissoko, el joven francés de 18 años que empezó despistadísimo y acabó crecido, aprovechando sus larguísimas piernas para barrer todos los desperdicios. Un chico que llegó como delantero del Auxerre y que Benítez lo ha convertido en el suplente de Albelda. A su izquierda, Canobbio, el uruguayo de pasos cortitos y zurda imponente que busca un hueco en el equipo. Su problema es que no es un extremo y su tendencia inevitable es irse hacia el centro. Eso sí, cuando lo hace, derrocha calidad. Ayer se asoció a menudo con Oliveira, que parece asumir su condición de suplente tras el fogonazo de Mista en el Calderón.