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Sociedades, fundaciones y giros a la izquierda

Rafael Ferrando, presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), recurrió ayer a un símil muy explícito para explicar el fondo del problema que afronta la patronal y que ha desembocado en la operación de venta de uno de sus edificios y el posterior relevo del secretario general que ejecutó la operación. "Cuando a usted le prohíben girar a la izquierda, ¿lo sigue haciendo?", dijo.

La financiación de la patronal descansa, en buena medida, sobre los fondos que distribuye el Gobierno para tareas de formación profesional. Una modificación legal impidió que fuera la propia patronal la que recibiera esos fondos. Por esa razón se creó la Fundación Formación y Empresa, cuyos patronos son todos destacados miembros de la CEV, que facturaba a la patronal unos gastos de alquiler de su sede que servían como justificantes para las ayudas oficiales.

Una segunda modificación legal ha restringido también esa posibilidad. Una fundación de la CEV no puede facturar a la CEV gastos de alquiler, según la nueva norma.

La operación de venta de un edificio ubicado en la calle Músico Peydró de Valencia ejecutada por Pedro Coca pretendía salvar la nueva restricción. En síntesis, Bancaixa anticipaba el montante equivalente a los ingresos derivados de ayudas oficiales para la formación profesional durante 12 años. Bancaixa cedía el edificio a un tercero que, a través de una operación de leasing, podría optar a su compra después de pagar durante 12 años las cuotas correspondientes. Tales cuotas serían equivalentes a las ayudas oficiales que recibiera mensualmente la CEV.

La única posibilidad de que la CEV recuperara el edificio después de 12 años derivaría de un acuerdo privado con el tercero en cuestión cuya difusión podría amenazar las ayudas oficiales.

Una vez cerrado el círculo, la patronal podría sacudirse en un sólo pago la deuda que arrastra con la Administración a raíz de un fraude pasado y relacionado, precisamente, con la financiación oficial de cursos de formación. Una deuda que todavía lastra las cuentas de la patronal.

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Pero todos los caminos conducen al punto de origen. El edificio de Músico Peydró no es propiedad de la Fundación Formación y Empresa, registrada por la CEV en 1998, sino de un Instituto Valenciano para la Gestión Empresarial, una sociedad limitada cuyo socio único es una Fundación de Apoyo a la Iniciativa Empresarial de la Comunidad Valenciana y que fue registrada en 2001 por la propia CEV.

Dadas las circunstancias, los "problemas de comunicación interna" en la ejecución de la operación que apuntaba Ferrando parecen prácticamente inevitables.

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