Defensa de la poesía experimental visualista

¿Cómo se lee un poema visual? (Ediciones Alfar), que lleva como subtítulo Retórica y poética del experimentalismo español (1975-1980), es un ensayo que trata un episodio de la historia de la poesía contemporánea que parece abocado al olvido: el visualismo literario experimental. Se trata de un movimiento neovanguardista que alcanzó su mayor pujanza en la segunda mitad de los años setenta. Autores como Fernando Millán, Ignacio Gómez de Liaño, Jesús García Sánchez, José María Montells, Alfonso López Gradolí y Juan Hidalgo trazaron las líneas maestras de una tendencia poética que enlazaba con el arte abstracto, la contracultura y el resto de fenómenos que ventilaron la sociedad occidental en los sesenta. Estos jóvenes poetas no salieron a la plaza pública huérfanos de referentes. Escritores y artistas más veteranos, como Francisco Pino y Joan Brossa, habían roturado el yermo con anterioridad.

Juan Carlos Fernández Serrato es el autor del estudio. Doctor en Filología, Fernández Serrato se ha ocupado de cuestiones relacionadas con la Literatura Comparada y la Teoría de la Cultura, desde la obra narrativa de Rafael Sánchez Ferlosio al pensamiento de Gilles Deleuze. Entre los poetas a los que ha dedicado su atención figuran Antonio Carvajal y Jenaro Talens.

"Nuestro trabajo quiere incidir en la reivindicación crítica de la aventura más oscura de nuestra vanguardia, a la vez la más reciente y acaso la peor tratada por la historia literaria y estética, la poesía experimental visualista. Plagada en sus comienzos de desaciertos e ingenuidades, pronto permitió a la joven poesía española de los años setenta conectar con la soterrada pervivencia de los ismos, abrirse a las investigaciones formales y retóricas que se ensayaban allende nuestras fronteras, salvar del aislamiento la enorme obra de Juan Eduardo Cirlot o Carlos Edmundo de Ory, aupar los logros inauditos de Joan Brossa y Francisco Pino... Fue fenómeno efímero, pero cuyas huellas han sido a la postre más profundas de lo que se ha querido admitir. ¿Por qué su olvido entonces?", escribe Fernández Serrato en su ensayo.