Riqueza y valentía

Si es cierto que estos ochos artistas representan la nueva escena musical navarra, habría que convenir que esa comunidad goza de una de las propuestas más interesantes, variadas e innovadoras de toda España.

Adriana Olmedo desgarró a palo seco, sola en el escenario, para la dura tarea de abrir fuego. Con voz cálida, Ángel Ocray cantó balada y rumbitas, y se despidió por bulerías tocando el cajón con el tocaor Rafael Borja. Aurora Beltrán, sin su banda de siempre, ahora se muestra más emotiva. Salió con su guitarra de palo acompañada de Eva Rada, que secundó con firmeza sus canciones.

La delicadeza llegó con Idelé, un extraño cruce entre la música de cámara, la electrónica y el rock. THC siguió apostando por la vanguardia. La tanda final se dedicó al rock, iniciada por Sök, que empezaron suavitos y acabaron como una auténtica banda casi de hardcore. Tristessa hizo honor a su nombre, con esa especie de rock apesadumbrado y melancólico, pero también delicioso y emotivo. El cierre lo echó Big Member, directos, robustos, poderosos.