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Entrevista:MATILDE FERNÁNDEZ | 'Número dos' en la lista del PSOE

"El votante del PSOE tiene que votar, aunque esté enfadado con nosotros"

El líder de los socialistas madrileños, Rafael Simancas, ya le pidió que le acompañara en su lista para las elecciones del 25-M, y entonces respondió que no. "Necesitaba alejarme de la política", dice. Ahora ha vuelto a pedírselo, y ella ha decidido "arrimar el hombro". La guerrista Matilde Fernández, madrileña de 53 años, ex ministra de Asuntos Sociales y ex concejal del Ayuntamiento de Madrid, es la nueva número dos de la lista del PSOE para los comicios autonómicos de octubre.

Pregunta. Hace año y medio usted anunció que, cuando terminará la anterior legislatura, se retiraría de la política. ¿Qué ha cambiado en estos meses para que acepte volver al primer plano?

Respuesta. Pues la crisis institucional de la Asamblea, y cómo todos la hemos resuelto un poco mal. Había que decirle a los ciudadanos: hemos cometido errores, ha sido impresentable lo que ustedes han visto, esa comisión de investigación nos ha hecho daño a todos y tenemos que intentar que no haga daño a la democracia.

"El PP ha hecho un urbanismo 'a la carta', en defensa de las empresas constructoras"

P. ¿Cómo debería haber gestionado la crisis el PSOE?

R. Yo soy crítica con mi partido porque, al hacer la lista electoral, intentó complacer a todo el mundo. Bajamos nuestro nivel de exigencia: ése fue el fallo. Y eso hizo que hubiera personas en la lista que ni tenían capacidad ni tenían ética.

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P. ¿Hay algún culpable de que eso ocurriera?

R. Yo procuro evitar en mis análisis lo que se ha dado en llamar la cultura judeocatólica: eso de buscar culpables y quedarnos ya tan anchos con un culpable al que se le corta la cabeza. Creo más en la autocrítica interna, individual y colectiva, y en la búsqueda de una salida rápida. Y, claro, no fue rápida... Nosotros no queríamos una comisión de investigación descafeinada, que no iba a servir para nada; pero IU quiso, y hubo comisión. Las intervenciones de los diputados traidores Eduardo Tamayo y Mayte Sáez, y de José Luis Balbás, me dieron vergüenza: tenía la sensación de que me estaban desnudando y que estaban contando lo peor de nosotros. Me recordaba a lo que he visto en mi vida de profesional de la Psicología: cuando, por ejemplo, estaba desarrollando un programa de formación de liderazgo en los mandos de una empresa y, de pronto, veía a los directivos pelearse por los despachos de esquina porque eran más grandes y les daba más status. La comparecencia de Tamayo, Sáez y Balbás nos hizo mucho daño.

P. Ustedes aseguran que ese error no volverá a repetirse en las nuevas listas... ¿El guerrismo ha tomado del control del partido para poner orden?

R. Recordando a mi abuelo, socialista y masón, diré que la renovación y el guerrismo están dormidos. Están dormidos para desaparecer. El último esfuerzo para intentar aglutinar a un ala de izquierdas se hizo en el último congreso [en 2000]. Fue una forma de decir que el amplio espectro del socialismo tiene personas social-liberales, socialcristianas y socialdemócratas. En pro de esa pluralidad se hizo un esfuerzo que no salió bien. Después de nuestra nueva Comisión Ejecutiva, encabezada por José Luis Rodríguez Zapatero, el sentimiento que yo noto en la organización es que hay que acabar con las etiquetas y las familias, que sólo ocasionan un debate por el poder. Yo me pongo a la cabeza de la gente que quiera erradicar los grupos y las familias en el PSOE. El reto de Zapatero y los barones es superar las familias, que han dejado de ser un lugar de debate político para ser un lugar de pelea por las cuotas de poder.

P. ¿Su incorporación a la candidatura de Simancas es una prueba de que ha radicalizado el PSOE, como sostiene el PP?

R. Yo, internamente, soy percibida como una persona suave, buscadora de consenso y de diálogo, y creo que acordar con el adversario es positivo para el país, siempre que se respete. Pero chocamos con la prepotencia de la derecha.

P. Tras la crisis institucional causada por los dos tránsfugas, ¿cómo cree que ven los electores al partido socialista?

R. Hay muchos votantes de los tres partidos (PSOE, PP e IU) que están enfadados. Es innegable que hay muchos votantes del PSOE que están enfadados con nosotros por el error que se cometió al hacer las listas por querer conseguir una unanimidad de apoyos y que todo el mundo tuviera su espacio. Ahora debemos ser muy exigentes y no ceder a esa tentación.

P. Juegue a futuróloga. ¿Qué va a pasar el próximo 26 de octubre? ¿Habrá tanta abstención como se viene pronosticando?

R. El votante del PSOE, y de la izquierda en general, no se puede quedar en casa porque esté enfadado con nosotros. Habrá que decirle: ya hemos sido castigados, no hemos podido gobernar y, además, ahora hay que repetir las elecciones... A la izquierda se nos ha exigido más y se nos ha castigado más. Que no se nos castigue doblemente. Los votantes no se pueden quedar en casa. La abstención nos perjudica a los progresistas.

P. ¿El PSOE da las elecciones por perdidas, como dicen sus contrincantes del PP?

R. En absoluto.

P. Siendo concejal del Ayuntamiento de Madrid en la pasada legislatura, usted se encargó de los asuntos de Urbanismo. ¿Qué tipo de política urbanística ha practicado el PP?

R. La derecha ha hecho un urbanismo a la carta que responde a intereses particulares, a los intereses de determinadas empresas de la construcción. Tanto el Ayuntamiento como el Gobierno de la Comunidad se han doblegado a esos intereses, y eso producirá efectos muy negativos.

P. ¿Y qué tiene que decir de los especuladores? Su jefe de filas, Rafael Simancas, dice que una de sus prioridades, si gana las elecciones, será acabar con la especulación...

R. Aquí no se ha respetado la Ley del Suelo porque, entre otras cosas, ha prevalecido la presión del mundo empresarial. Para nosotros, facilitar el acceso de todos los ciudadanos a una vivienda digna es una prioridad.

P. ¿Cree que había una trama detrás de la espantada de Tamayo y Sáez? ¿Detrás de ese escándalo estaba el PP?

R. Con total seguridad. Pero, si me pide pruebas concluyentes, yo no las tengo.

P. Sin embargo, Cristina Alberdi, su compañera de partido y también ex ministra de Asuntos Sociales, no parece verlo tan claro como lo ve usted...

R. Cristina Alberdi está atravesando una crisis de orientación política. Y yo le pido que viva su crisis política en silencio.

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