La venganza más cruel

"Cuando me encuentres los niños estarán muertos". Keith Young ejecutó su amenaza con espeluznante frialdad. Mató a sus cuatro hijos el pasado 26 de marzo en un descampado de Gales. Y se aseguró de que su mujer escuchaba los últimos alientos de los pequeños. Young se mantuvo en contacto telefónico con Samantha Tolley mientras Joshua, Thomas, Callum y Daniel morían de asfixia en el interior de un automóvil. Tenían entre siete y tres años.

Tras cometer el multiple parricidio, Young acabó con sus 38 años de vida. La madre también oyó cómo su ex marido entraba en un sopor y echaba algunos ronquidos. La línea quedó entonces muda, según explicó esta semana el juez forense que condujo la investigación sobre las causas del múltiple crímen pasional.

Youth asesinó a sus hijos en un acto premeditado de venganza. Su esposa le había abandonado y pagó las consecuencias. Llevaba desde el pasado febrero amenazando con asesinar a los niños y con quitarse la vida. Pero nadie le tomó en serio. Tolley, de 28 años, lo consideraba un padre cariñoso, preocupado del bienestar de los niños. Ni tan siquiera le denegó el permiso para pasar fines de semana con los pequeños.

La relación de la pareja fue descrita como tempestuosa durante la investigación judicial, concluída el martes, que ha sacado a la luz los hechos. Youth, que hacia labores manuales en una granja, era propenso a los ataques de violencia. El pasado diciembre, Tolley buscó ayuda de una organización especializada en conflictos domésticos. Abandonó el hogar familiar llevándose con ella a sus cuatro hijos. Había intentado separarse en ocasiones anteriores, pero esta vez no había marcha atrás.

Tolley negó la reconciliación que su ex mujer le demandaba. Al parecer, había sucumbido a una depresión profunda y reclamaba una nueva oportunidad. No consiguió rehacer la relación, pero sí tuvo constante acceso a los cuatro pequeños.

En marzo pasado, días antes de la tragedia, Samantha Tolley desveló a su marido que estaba embarazada de otro hombre. Discutieron durante varios días y, en el calor de la tormenta, le confesó que ya no sentía nada por él y que no podía continuar "viviendo en la mentira".

El 26 de marzo, Young recogió a los pequeños. Les hizo la cena en su casa y por la noche llamó por teléfono a su mujer. "Parecía tranquilo", explicó ella al juez forense. "Me dijo que había aceptado que no nos llevabamos bien y que mientras conservaramos la amistad, podría superarlo". Poco después saltó la alarma. Tolley escuchó de su cuñada el mensaje que esta acababa de recibir de Young: "No digas nada a Sam, pero nunca volverá a ver a los niños de nuevo".

El padre se encontraba en ruta hacia una zona de Gales, el Paso de la Herradura. Este el paraje que escogió para asesinar a sus hijos. Sentó a los cuatro pequeños en sus piernas y dejó que cayeran en un sueño sin retorno. El también murió al inhalar humo que entró en el coche de una segadora de petroleo. Pero antes entabló una angustiosa conversación con su mujer.

En primer lugar el pequeño Joshua se puso al teléfono móvil para despedirse de su madre. Seguía las órdenes de su padre, posiblemente sin comprender el verdadero significado de sus palabras. El juez forense, John Hughes, repitió segmentos de la conversación entre la pareja de adultos. Ella le preguntó donde estaban los niños. Le preguntó repetidamente donde se encontraba porque estaba desesperadamente preocupada por los niños y le dijo que iba a informar a la policía. El contestó que no le importaba porque estaría muerto cuando la policía diera con él.

Desesperada, la madre prometió abortar de la criatura que había engendrado con su novio. Le suplicó que no diera el paso hacia el abismo. Le repitió que volverían a formar una familia y que pondría toda clase de remedios para asegurar que esta vez el matrimonio no se rompería. Sus llantos no causaron ningún efecto. La policía descubrió el vehículo veinte minutos después de la tragedia.El forense confirmó el cuadruple ruple asesinato y el suicidio del padre. Al término del proceso, se desveló que Samantha Tolley también perdió a su futuro bebé.