Sobre el Planetario
Sobre la carta de José Ripero, presidente del Centro Astronómico de Ávila (EL PAÍS, 3 de septiembre de 2003), en la que pide la dimisión de la directora del Planetario de Madrid, Asunción Sánchez Justel, quisiera puntualizar lo siguiente:
1. Como decía el profesor Oparin, "ningún problema puede entenderse si no se conocen sus orígenes".
2. El Planetario de Madrid era, en 1984, un proyecto más del Ayuntamiento, dormido o casi archivado en un cajón. A raíz del éxito de nuestra exposición científica de divulgación cosmonáutica para la paz, en septiembre de ese año, que, con más de 3.000 visitantes diarios, convirtió el cuartel del Conde Duque en un hervidero de gente interesada por las ciencias del espacio, el alcalde Tierno Galván nos prometió desempolvar el asunto y dar orden de que se acelerase la construcción del Planetario. Es decir, fue la demanda social la que hizo acometer tan costosa obra.
3. El nombramiento de la directora del Planetario fue absolutamente a dedo y a cargo de su mentor Leandro Crespo Valera. Por supuesto, ni se nos invitó a la inauguración.
4. Nos consta la preocupación por la divulgación de la astronomía del señor Ripero y su absoluta solvencia en esta materia.
5. No es que tenga que dimitir la señora Sánchez Justel, es que nunca debió ser nombrada. Sería un contrasentido destituirla cuando, por fuerza y al cabo de tantos años, tiene que enterarse de eso de "el planetario que tiene Asunción, que no enfoca a Marte y no tiene perdón", como le cantó un grupo indignado. El nudo del problema de la ciencia española va por ese camino: la asunción del asunto y el asunto de Asunción.
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