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El trío The Be Good Tanyas se atreve con las toxicomanías

Las canadienses publican 'Chinatown'

Frazey, Samantha y Trish son tres jóvenes amigas canadienses que residen en Vancouver, visten a la manera hippy y miran con ojos inequívocamente angelicales. Parecen el típico grupo pizpireto de folclor plácido, pero las apariencias engañan. Se hacen llamar The Be Good Tanyas y han sorprendido a medio mundo con sólo dos álbumes. La crudeza temática de su debú, Blue horse, se confirma ahora en Chinatown.

Las Tanyas son unas maestras en el arte de la armonía vocal, pero no parecen haber escuchado ningún disco, pongamos por caso, de las Dixie Chicks. Frazey y Samantha tocan la guitarra acústica, Trish se desenvuelve, en cambio, mejor con el banjo. A la hora de enfrentarse al público, Frazey incluso gusta de subir al escenario con una flor prendida del cabello. Si se buscan los referentes estilísticos del grupo, parece más oportuno dirigirse, antes que a las Dixie Chicks, a mujeres de mayor temperatura emocional: Lucinda Williams, Mary Gauthier, Mary Margaret O'Hara. De otra manera, no se concibiría que Chinatown incluya títulos como La canción del yonqui, Esperando a morir o En el momento de mi muerte.

"La pura verdad es que somos unas oyentes omnívoras", corrobora Frazey Ford, voz principal del trío. "Cuando vamos de gira, en nuestra camioneta puedes encontrar discos de Lou Reed, Tom Waits o Wilco, pero ni uno solo de folk". Y Samantha Parton lo corrobora: "En el fondo, nos parece divertido ser un grupo folclórico que jamás escucha música de este género". Puede sonar arrogante y transgresor, pero de momento funciona. Las canadienses fueron finalistas en las categorías de mejor grupo y mejor canción en los recientes Premios de Folk de la BBC2, acaso los más prestigiosos del Viejo Continente. Sólo una formación mítica -los irlandeses Altan- y el regreso a la canción, tras 16 años de ausencia, de Linda Thompson les privó de las estatuillas.

Ahora, Chinatown ha confirmado a los amantes de los sonidos de raíz que un disco de melodías hermosas no tiene por qué asumir un argumentario, digamos, bucólico. Las Tanyas dicen sentirse inspiradas en Vancouver "porque es un lugar rodeado de miseria", e incluso asumen una postura audaz en el terreno de las toxicomanías. "Nuestra ciudad tiene el mayor índice de heroinómanos de toda Norteamérica, y a la vista está que la mera guerra policial contra las drogas no funciona. En Amsterdam o Francfort sí han sabido afrontar el problema desde una perspectiva más humana", asegura Ford.

Temores inconfesados

Otras composiciones abordan temas no menos complejos, como los temores inconfesados de la vida moderna (It's not happening, el primer sencillo) o el dolor por una relación arruinada (In spite of all the damage). Pero Frazey Ford, Trish Klein y Samantha Parton parecen menos sombrías de lo que su música invita a pensar de ellas. Se confiesan muy amigas, "razonablemente felices" y cómplices en los ejercicios de yoga que practican cada mañana, nada más despertarse.

Y hasta Emmylou Harris, diva indiscutible de la música country, se deshizo en elogios en un reciente número de la revista Dirty Linen. "La belleza de sus voces es muy minimalista, pero lo hacen todo sin miedo. Eso es lo más importante".

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