David cumplió dos años el día de su muerte
Un piloto británico, cliente de una heladería, había invitado a la familia del dueño y a las de un frutero y un taxista
En el cuarto bloque de los pisos verdes de la calle de Simeón Giménez Reyna de Málaga, estaba convocada ayer una fiesta de cumpleaños a las 18.00 horas. El pequeño David había cumplido dos años el jueves, el día del viaje fatal desde Madeira, y su abuela Dolores organizó una fiesta de cumpleaños para el día siguiente de su vuelta. En el enorme patio que dejan estos bloques en su interior había ayer tarde mucho silencio, a pesar de que estaban allí muchos niños y jóvenes. Nadie hacía ruido alguno y todos se hablaban en voz baja. Los columpios en los que se han mecido muchas veces Jorge (8 años), Elena (4) y el propio David (2) estaban vacíos. "La semana pasada estaba Jorgito montando en bicicleta por aquí", afirma una apenada vecina.
Un matrimonio amigo del grupo salvó la vida porque no cabían en el avión y no pudieron ir
Los dos primeros eran hijos de Jorge Juan Arenas, pintor conocido en Málaga, que había hecho en una ocasión el cartel de la Semana Santa. Hace un par de años se endeudó para poner con su mujer, Manuela Santa Martín, una heladería, La Fenicia, en la plaza del Pintor Sandro Botticelli en Teatinos, un barrio emergente. Antonio, un asiduo cliente de la heladería, a la que acudía a tomar café, dice que "estaba siempre lleno por la noche, hasta las dos de la mañana, ahora empezaba a irles bien, pero han tenido que trabajar mucho".
También se había esforzado mucho en este negocio Josefa Sánchez Albuera, esposa de un taxista, Francisco Morales, que pasaba mucho por La Fenicia, porque hay una parada justo al lado. Morales, conocido por sus colegas del taxi como El Chiqui, tenía fama de servicial. "Estaba siempre de buen humor, contando chistes, y cuando estabas con una avería te llevaba o te traía del taller tan contento", relata su colega Francisco Jiménez. Este mismo taxista recuerda que "antes tenía una heladería en el barrio malagueño de Miraflores de los Ángeles, en donde creo que conoció a Pepi, su mujer; entonces era un asalariado, después se compró un Seat Toledo y se hizo autónomo".
Francis, el dueño del kiosco de prensa que está enfrente de La Fenicia, describe a estos dos matrimonios como "gente muy simpática y muy amigos entre sí, que formaban un grupo muy unido". En la misma pandilla estaban la hermana de Jorge, Patricia, y su marido, David Chaiz Cruces, los padres del pequeño David, que cumplió dos años el día de su muerte. David y Patricia también vivían en los bloques verdes de la calle de Simeón Giménez Reyna y eran fruteros. "Siempre los veíamos llegar por la tarde con su furgoneta de verduras", dice su vecina Adela María, que coincidía con la madre de Jorgito todas las mañanas cuando llevaban a sus hijos al colegio Picasso, en su barrio.
El viaje a Madeira que les costó la vida les hacía mucha ilusión. Tanta, que otro matrimonio de esta pandilla tan hermanada se quedó en tierra con la pena de perdérselo. Silvia y Carlos, también vecinos de los mismos bloques, incluso parece que hasta habían pedido vacaciones: "Como no cabían en la avioneta, se quedaron sin ir con mucha tristeza, y están en Almería; les han dicho que no vuelvan en unos días, porque tienen mucha ansiedad", afirma una amiga de la familia Arenas. Los cuatro matrimonios pasaban juntos los fines de semana, "cenaban en la calle y después alquilaban una película para verla en la casa de alguno e incluso se iban de vacaciones juntos, de cámping".
La excursión a Madeira, de cuatro días y tres noches, con salida el lunes por la mañana y vuelta el viernes a la 1.40 de la madrugada, estaba programada desde hace tiempo. "Pensaban ir este invierno, pero al final se suspendió y por fin se cerró en estos días", cuentan los amigos, que ayer estaban desconsolados en el Museo de la Aviación General, un edificio bajo que hace las veces de terminal para los vuelos privados que operan desde la capital malagueña.
Allí se concentraron unas 30 personas, muy nerviosas, sobre todo al principio, cuando radios y televisiones empezaron a dar nombres, pero no había confirmación oficial. El padre del taxista increpó al subdelegado del Gobierno, Carlos Rubio, que sólo disponía del registro en el hotel de los seis adultos y dijo que "hasta que no haya datos oficiales no se le comunica ni siquiera a las familias". Alguno de los familiares expresaron su intención de viajar a Portugal para estar en el lugar en donde se intenta rescatar los cadáveres.
La décima víctima del accidente ha sido el piloto, amigo de este grupo de malagueños, que les había ofrecido la avioneta que tripulaba para esta excursión gratuita. Adel Deghim era de nacionalidad británica, según parece de ascendencia libanesa, y vivía en el barrio de Teatinos, cerca de la heladería La Fenicia, de la que era cliente. Allí trabó amistad con Jorge Juan y los demás y les propuso el fatídico viaje.
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