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Reportaje:

Un secundario magistral

Tras su adiós al término de los JJ OO de Sidney, Herreros ha vuelto a la selección española para aportar su experiencia en el Europeo de baloncesto

Robert Álvarez

Por su apariencia, cabeza rapada y sonrisa permanente, nadie diría que es el más veterano de la selección española de baloncesto. Pero pasa a su lado uno de los cachorros de la nueva camada y le llama cariñosamente "abuelo". Alberto Herreros, que, a sus 34 años, es tres meses mayor que el entrenador, Moncho López, irradia felicidad. La gran figura de los 90, el mejor anotador en la historia de la Liga española, ha vuelto al equipo nacional, tras haber renunciado a él hace tres cursos, aun sabiendo que su papel sería secundario. Sin embargo, todos, técnicos y jugadores, se deshacen en elogios hacia él y dicen necesitar de su experiencia, la que le da haber disputado dos Juegos Olímpicos, tres Campeonatos del Mundo y cuatro de Europa y haber sido más de 160 veces internacional.

Herreros, el mejor encestador absoluto del Mundial de 1998 y del Europeo de 1999, en el que España logró la plata, es ahora, por minutos, el décimo jugador del equipo. En el Europeo de Suecia, en tres partidos, sólo ha sumado 7 puntos y estado 23 minutos en la pista. "Mi aportación ha sido floja. Espero mejorarla. Pero los demás han estado a un gran nivel. Eso es lo importante", cuenta. Sentado en la mesa de anotadores, tras la primera sesión de entrenamiento, ayer, en el impresionante Golden Blobe, de Estocolmo, el pabellón esférico más grande del mundo (13.000 espectadores), afirma Herreros que no sueña con otra cosa que no sea una medalla.

Tras la decepcionante experiencia de Sidney 2000, donde acabó lesionado, y poco antes de que naciera su tercer hijo, Herreros renunció a la selección con el convencimiento de que nunca regresaría a ella. Incluso dio una respuesta negativa en primera instancia al vicepresidente de la federación, José Luis Sáez, hace tres meses y medio. Pero Mercedes, su esposa, viendo lo mal que había digerido la nefasta última temporada vivida con el Madrid, le animó a que aceptara el ofrecimiento. "Era como un león enjaulado. Lo pasé muy mal. Ella se dio cuenta enseguida de que volver a la selección podía ayudarme, de que tenía el gusanillo, de que lo necesitaba. Además, estaba bien preparado y fresco físicamente", explica Herreros, que en julio renovó por otra temporada con el club madridista.

López considera que el alero aporta equilibrio al equipo por su experiencia y las características de su juego. "Nos ayuda a afrontar situaciones específicas en las que su tiro y su capacidad de decisión pueden completar nuestras armas", dice. Gasol, Navarro, todos..., elogian a Herreros, que recuerda que quien guió sus primeros pasos en la selección, en 1990, fue Epi. "Es cierto", conviene; "mis compañeros me tienen mucho respeto, pero yo sólo soy uno más. Trato de darles consejos. Es algo que sale de mí mismo. Ellos saben escuchar, algo complicado en los tiempos que corren". Tiempos en los que la edad de las figuras ronda los 20 años y en los que jugar en la NBA no es tan utópico como cuando él, en 1994 y 1996, lo hizo en unos campus de verano en Estados Unidos y fue pretendido por los Pacers de Indiana y los Grizzlies, entonces de Vancouver.

Herreros admira la calidad de las últimas hornadas. "No sé si ésta es la mejor selección de la historia, pero va a costar que salga otra generación con jugadores de tanto talento. Nunca hemos contado con un pívot como Gasol ni con un línea de jugadores interiores como ahora. España formaba un conjunto de bajitos que jugaban por fuera y este año tal vez seamos el más completo en pívots y gente que puede decidir".

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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