Woody Allen, amigo de Barcelona

Desde ayer Barcelona tiene un nuevo amigo oficial. Nació en Nueva York, tiene 67 años, está casado, es ingenioso, escribe, hace películas y, en sus ratos libres, toca el clarinete. Como ya habrán adivinado, responde al nombre de Woody Allen. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, le entregó ayer la distinción en un Saló de Cent colmado de incondicionales del director, que anteanoche encandiló con su jazz al público del Auditori. Él agradeció el emotivo aplauso que le dedicaron los asistentes al acto insitucional y devolvió el afecto recibido piropeando una ciudad que ha visitado en cinco ocasiones desde 1996, cuando vino a tocar al Palau de la Música y la descubrió y, en la que, afirmó, no le importaría rodar una película. "Espero poder tener en el futuro muchas ocasiones de regresar a Barcelona, a trabajar, a tocar el clarinete o sencillamente venir con mi esposa y mis hijos a pasármelo bien".

Tras alabar la "sensibilidad" de los barceloneses y las vistas, el arte, la cultura y las dimensiones de Barcelona, Allen concluyó que ésta "es seguramente la ciudad más perfecta". Y, al oírlo, los presentes casi levitaron.

Clos apuntó que Barcelona y Woody Allen tienen muchas cosas en común, pero destacó una: "Al igual que usted, Barcelona sufre, siempre tememos quedar mal, no estar a la altura, pero, también como usted, esta ciudad sabe disfrutar de la vida". Al final, Woody Allen, al que acompañó en todo momento su esposa, Soon-Yi, saludó a los concejales allí reunidos y se fotografió con el actor Joan Pera, que le presta su voz en el cine, en castellano y catalán.

Desde ayer, pues, Barcelona tiene otro amigo. Como Bruce Springsteen y Peter Gabriel.