Mallorca estrena un Libeskind particular
Un arquitecto de fama y moda, el carismático autor Daniel Libeskind, ya dejó su impronta en Mallorca. El autor del proyecto de rascacielos icono y memorial de 544 metros en Nueva York -"un jardín vertical"-, que se levantará en el hueco de las Torres Gemelas destruidas en los atentados del 11-S, apareció vestido de negro, con un pin con la bandera norteamericana en la solapa, parapetado tras sus gafas-marco. Asistió al estreno de su primera obra privada y de presupuesto menor. Es una casa-cara-caracola, de hormigón pintado de blanco, de 400 metros sobre una pendiente, enclavada en el puerto de Andratx que evoca una de las muchas teorías simbólicas circulares del filósofo y escritor medieval mallorquín Ramón Llull. El libeskind de planos curvados, techos moldura y juego de luces, será el taller y sala de muestras de la escultora alemana Bárbara Weil, radicada en este litoral turístico, lujoso pero mellado por la desmesura urbanizadora y los despropósitos arquitectónicos. Libeskind (Polonia, 1946), hijo de dos sobrevivientes del holocausto nazi, emigró a los 13 años a Estados Unidos; luego estuvo en campos de trabajo en Israel, donde conoció a Nina Lewis, con la que se casó hace 34 años y tiene tres hijos. El estelar arquitecto visitó en Palma el casco antiguo y ponderó la Lonja gótica del maestro picapedrero Guillem Sagrera. Mallorca se situó en la arquitectura actual con varios nobeles Pritzker: con las dos casas incuestionables del autor de la Ópera de Sydney, Jörn Utzon. Luego vinieron otros chalés o intervenciones para sí mismos de firmas de peso: F. J. Saiz de Oiza, Rafael Moneo, M. Solà Morales. Entre lo más candente quedan el chalé de libro en Sa Colònia de Sant Pere de Josep Lluís Mateo y el proyecto en trámite de Álvaro Siza en Formentor.-
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