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El Romea abre temporada con la obra 'Mestres antics', de Thomas Bernhard, en versión de Xavier Albertí

Hay pasión en el modo en que el director, dramaturgo, músico y actor Xavier Albertí habla de su proyecto más inminente: el estreno de Mestres antics, adaptación teatral de la novela del novelista, poeta y dramaturgo Thomas Bernhard (1931-1989). Albertí, que firma la dirección y la dramaturgia del espectáculo, se declara miembro de una peculiar "secta de infectados por el virus TB", un colectivo "cada vez mayor en todo el mundo". El montaje abrirá el próximo viernes la temporada del Romea, donde se representará hasta el 28 de septiembre. En él se habla con voz crítica del arte, la alta cultura y la política. Pero, sobre todo, el autor, dice Xavier Albertí, "nos da las herramientas para pensar por nosotros mismos".

La fidelidad al texto original ha marcado la adaptación escénica de Mestres antics, la última novela escrita por Bernhard y, a la vez, uno de sus textos más representados, aunque nunca antes se había estrenado en escenarios españoles. Albertí se ha concentrado en una labor de poda en la que se ha reducido el amplio abanico temático desplegado por el autor: "El Estado austriaco, los historiadores de arte, la relación del arte con la naturaleza, con los dioses, los pintores, los maestros, los alumnos, Mahler...". Con todo, añade, la adaptación se ha beneficiado del buen oficio dramatúrgico de Berhard, que cuando escribió esta novela "tenía el escenario en la cabeza".

Carles Canut, Boris Ruiz y Mingo Ràfols son los tres intérpretes del espectáculo, con una profundidad ideológica amortiguada por el sentido del humor que destila. El trío de actores es, según Canut, "la compañía titular del Romea"; en los últimos cuatro años han compartido escenario en numerosas ocasiones, a menudo a las órdenes del director artístico del teatro, Calixto Bieito, y han conseguido una complicidad muy valiosa para abordar este montaje. En él, Canut da vida al personaje central, un prestigioso crítico de música que se sienta, día sí y día no, en el mismo banco de la sala del Museo de Arte Antiguo de Viena, absorto en la contemplación de una obra poco conocida de Tintoretto. En realidad, el cuadro es para él una ventana a la que se asoma de forma ritual para reflexionar sobre lo humano y lo divino. El vigilante de la sala y un filósofo, viejo amigo del crítico, son los otros dos personajes. Rompiendo una rutina que sigue religiosamente desde hace 35 años, el crítico ha citado a su amigo en el museo un día que quiebra su ciclo de visitas, y ésa será la anécdota, "el elemento de suspense" sobre la historia. Aunque se trata de "una astracanada" en una obra cuyo final "no tiene ninguna importancia", según asegura el director.

En Mestres antics, afirma Albertí, se condensan "todos los ítems" desarrollados por el autor a lo largo de su obra. Bernhard nació en 1931 en Holanda; su madre, soltera, se trasladó a ese país por temor al rechazo familiar. Pero se educó en Austria, en Salzburgo, de donde era originaria su familia. Fue muy crítico con el país y eso le valió reacciones de desprecio. Se vengó en su testamento: ninguna de sus obras inéditas en Austria en el momento de su muerte pueden publicarse o estrenarse en el país hasta mediados de este siglo. En la pieza que ahora llega al Romea, el actor Boris Ruiz lee "una crítica cáustica sobre la sociedad y los políticos" austriacos, que, en realidad, puede interpretarse en clave mucho más próxima, como si hiciera referencia "a nuestra sociedad y nuestros políticos". Albertí se muestra plenamente de acuerdo con la observación y apunta uno de los grandes méritos de Bernhard: "No es un insultador, sino alguien que hincha tanto las cosas que acaban explotando por sí mismas".

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