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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'¡Just do it!'

Referiéndose a la consigna que surgió en la reciente manifestación francesa del Larzac, Jorge Semprún afirma en su artículo "Un movimiento radical pero arcaico", que hay que ser ignorante, demagogo y hasta infantil para pensar en que "el mundo no es una mercancía". Al igual que otra consigna universal ("Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos"), se trata por supuesto de una meta, un ideal de mundo más justo y civilizado, y que nos quedará siempre por inventar y construir.Los seres humanos, y aún más los cuidadanos, necesitamos tener valores en que creer e identificarnos. No sólo somos electores o abstencionistas descerebrados, tenemos unos juicios y aspiraciones propios y actuales sobre la sociedad en la que queremos vivir. Y eso no cabe siempre en los cauces tradicionales, y a veces arcaicos, de una representación política que suele definirse simplemente según su ubicación espacial en la cámara del Parlamento. A saber, derecha o izquierda.

Las manisfestaciones del Larzac, o también en contra de la guerra de Irak, no son los síntomas de una crisis de la democracia política, y tampoco son específicas de una región o un país determinado. Son, al contrario, las primicias de una regeneración saludable de la ciudadanía mundial, nacida de la expresión creativa, solidaria y convergente de una multitud de reivindicaciones populares de distintas procedencias, pero finalmente muy similares.

El siglo XX se ha acabado con el fracaso del comunismo, y por desgracia, se ha derrumbado conjuntamente la ilusión política en una gran parte del electorado europeo y mundial. Hay que alegrarse que se estén perfilando ahora dentro de los escombros unos rasgos que abren perspectivas de una nueva apropiación de la política por los cuidadanos.

¿Marx ha muerto? Pues... ¡Viva José Bové!-

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