"Es mejor decepcionar al final que al principio"
Ernesto Valverde, de 39 años, extremeño de nacimiento, pero alavés de adopción, debuta en la Primera División tras un leve paso por los banquillos. Entrenó a los niños en la escuela de Lezama, fue ayudante de Andoni Zubizarreta en la dirección deportiva del Athletic y el curso pasado se curtió con el Bilbao Athletic, en la Segunda B. El ex jugador del Sestao, el Espanyol, el Barcelona, el Athletic y el Mallorca tiene ahora el reto de dirigir al Athletic, un equipo complejo. El Txingurri (hormiga, en euskera) está obligado a dar la medida de sus posibilidades y hoy comienza su andadura nada menos que ante el Barcelona, otro equipo en reconstrucción.
Pregunta. Hace unos meses ni se imaginaba entrenar en Primera. Estará extrañado.
"Pensar en no descender no se ajusta a la realidad porque no hemos descendido nunca"
"No hay mucha diferencia en los sistemas. Los jugadores acaban yendo al mismo sitio"
Respuesta. En principio, no me lo había planteado. Pero es que tampoco te lo puedes plantear porque estas cosas vienen como vienen. Lo tomé con bastante naturalidad. No es para hacer un mundo de este tipo de cuestiones.
P. ¿Se planteó en algún momento decir que no?
P. Pero le ha tocado la regeneración del equipo tras las ausencias de algunos jugadores fundamentales. Probablemente por eso está aquí. Ése es un reto difícil.
R. La influencia de la crisis económica, las dificultades que nos plantea el mercado y la idea del club de volverse hacia Lezama, que siempre está ahí, han convergido en un punto. Si además tenemos buenos jugadores abajo, es una oportunidad perfecta.
P. Siempre dijo que había materia prima en Lezama que iba a explotar en breve. A demostrarlo.
R. Yo siempre he estado convencido de eso. He visto a esos jugadores y las pruebas dicen que no es un salto insalvable pasar de las categorías inferiores al primer equipo. Ha habido un momento en la historia reciente del club que parecía que aquí no había jugadores capaces de salir al campo y dar dos toques seguidos. Y ahora están demostrando que salen y juegan. Lo harán mejor o peor, pero están. Por ejemplo, jugamos contra el Chievo Verona y Andoni Iraola destacó mucho.
P. Hasta hace poco la filosofía era un problema. Se decía 'con esta política no podemos aspirar a nada' cuando resulta que es la política que había hecho grande al Athletic
R. Mas que un problema, parecía una excusa. Yo creo que, en ese sentido, la apuesta del club por confiar en la gente de abajo, en los jugadores, tiene el reflejo de que se pueda apostar por entrenadores de abajo.
P. Usted ha querido zanjar el debate con una apuesta por el objetivo europeo de antemano. ¿Ha querido quedar bien o se lo cree?
R. Si fuera por quedar bien, pensando que no vamos a conseguirlo, sería una metedura de pata terrible. Si lo he hecho es porque me di cuenta que el año pasado había demasiadas dudas al respecto. El decir, que el Athletic tiene que pensar en no descender no se ajusta a la realidad porque nosotros no hemos descendido nunca. Igual resulta que, al final, tiene que ser nuestro objetivo porque lo estamos haciendo fatal. Pero, inicialmente, hay que tener un objetivo que tenga un punto de ambición y sea consecuente y realista. El curso pasado nos jugamos la Copa de la UEFA en el último partido contra el Madrid. A mucha gente le da miedo plantearse un objetivo porque luego igual te dicen 'oye, que dijiste que íbamos a entrar en Europa y no lo hemos conseguido'. Pues... sí, pero es mejor correr el riesgo de decepcionar a la gente al final que decepcionarla desde el principio.
P. ¿Es un loco del vídeo, del despacho, o funciona de forma más intuitiva?
R. A mí siempre me ha gustado utilizar el vídeo. Aquí tenemos todas las ayudas de ese tipo que me gusta utilizar. Lo que no soy es de meterme a ver vídeos durante 50 horas. Primero, porque es contraproducente; segundo, porque tampoco quiero ser una persona obsesiva con lo que es el fútbol porque, al final, te falta perspectiva.
P. Que le gusta ir al cine, vamos.
R. No tenga ninguna duda. No me gusta obsesionarme, aunque, una vez que estás dentro, es difícil sustraerse a lo cotidiano. Hay que hacer un esfuerzo para no estar dando vueltas a las cosas. Ésa es la teoría, aunque luego no me libero. Yo sé explicarlo, pero luego mi familia me dice: 'Pero si estas todo el día igual'.
P. Futbolísticamente, ha vuelto al 4-4-2 con el que tanto tiempo jugó el Athletic.
R. Tampoco hay muchas diferencias entre los sistemas porque, al final, los movimientos de los jugadores se acoplan y, más o menos, acaban yendo a los mismos sitios. Me he decidido por ese sistema sobre todo porque jugadores como Etxeberria o Ezquerro estaban jugando en la banda y a veces Urzaiz se quedaba un poco aislado. Además, me parece una forma natural de jugar al fútbol.
P. ¿Echa en falta algo que otra política de fichajes le habría podido proporcionar?
R. De entrada, a mí me gustan las plantillas cortas y, sin embargo, he incorporado a tres chavales. Aun así, con 25 jugadores, sí tenemos un déficit en la banda izquierda que no se podía paliar con fichajes porque no he pedido ninguno ni lo voy a pedir. Lo podemos solucionar. Podemos colocar jugadores derechos por la izquierda. Pero zurdos no tenemos muchos, sobre todo en el ataque.
P. ¿Qué le parece la rebaja de sus fichas en un 15% por parte de la plantilla para ayudar financieramente al club?
R. Es un tema exclusivamente personal. Lo mejor para mí es que se ha resuelto con rapidez.
P. Y ahora debuta contra el Barcelona, uno de sus ex equipos, en el que saltó al estrellato.
R. Sí, pero ahora es un club nuevo, en cierto modo. Con un nuevo presidente, nuevo entrenador, nuevos directivos, nuevos jugadores... Una apuesta distinta. Habrá que jugar sin miedo y con fe.
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