Jordi Pujol exhibe su descontento por el enfrentamiento entre Aznar y Maragall

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, recurrió ayer a su célebre hoy no toca y se negó reiteradamente, de forma cortante y esquiva, a desvelar en qué fecha se celebrarán las elecciones catalanas, que le corresponde convocar. En Ripoll, donde participó en la tradicional cena de fin de verano con militantes convergentes, Pujol se limitó a señalar que quiere separar "tanto como pueda" las elecciones catalanas de las madrileñas, pero todavía dejó abiertas las dos fechas posibles, el 9 y el 16 de noviembre. Lo que no ocultó fue su descontento por el enfrentamiento entre el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Pasqual Maragall.

"Hoy insistiré en nuestro discurso de siempre y no diré la fecha de las elecciones". Con esta frase recibió Pujol a los periodistas justo antes de la cena que todos los años realiza en Ripoll coincidiendo con el fin de las vacaciones de agosto. Pese a ello, admitió que la cena tenía este año un carácter "especial" por ser la última vez que asistía al ágape siendo presidente de la Generalitat. "En dos meses y medio o tres, todavía no sé cuándo, muy pronto, tendremos elecciones", afirmó.

Pujol se limitó a señalar que su objetivo es alejar los comicios catalanes de los de Madrid tanto como sea posible, al considerar que la campaña en esta comunidad será "áspera" y "agresiva". El domingo más alejado de los comicios madrileños que permite la ley para celebrar las elecciones en Cataluña sería el 16 de noviembre, pero Pujol quiso dejar claro que también sopesa la fecha del 9 de noviembre a pesar de que, en este caso, el cierre de campaña en Madrid coincidiría con el arranque en Cataluña.

El presidente de la Generalitat y de CiU descartó todas las demás fechas, salvo estas dos. "Yo pensaba hace tiempo que el 26 de octubre podría ser una buena fecha, pero ahora no puede ser porque serán las de Madrid, y el 2 de noviembre no es adecuado porque es el día de los muertos", dijo riéndose. "A partir de aquí, pueden hacerse todas las lucubraciones", concluyó, tras reiterar que la fecha "no está del todo decidida".

Los partidos de la oposición, incluido el Partido Popular (PP), están convencidos de que los comicios se celebrarán el día 9 por ser ésta la fecha sobre el papel más negativa para los socialistas al solaparse la campaña catalana y la madrileña. El análisis de que un posible retroceso del PSOE en Madrid podría lastrar decisivamente el arranque de campaña de Pasqual Maragall en Cataluña y, por tanto, beneficiar a CiU ha ido ganando peso en la cúpula de la federación nacionalista.

Pujol dedicó sus esfuerzos de ayer en tratar de convencer a los militantes de Convergència de que la victoria electoral es "ahora más factible que hace cuatro meses" y en criticar al candidato socialista, Pasqual Maragall, y su enfrentamiento con el líder del PP, José María Aznar. Estas discusiones sólo sirven para entretener al personal, "son puro bla, bla, bla", afirmó.

El presidente del Gobierno ha situado al líder del PSC en el centro de sus ataques, lo que ha sido recibido con inquietud por Convergència porque sitúa a Maragall como el rival que se debe batir y deja a Mas fuera de cuadro. Pujol exhibió en varias ocasiones su incomodidad por esta situación y opinó que se trata de una "polémica sin sustancia". Para tratar de demostrarlo, examinó dos de las propuestas que más han enfurecido a Aznar -propuesta de eurorregión formada por los territorios de la antigua Corona de Aragón- y la reforma del Estatut. Sobre la eurorregión, Pujol dijo que la propuesta de Maragall es teórica y que él, en cambio, ya creó en 1991 una eurorregión entre Cataluña y el Rosellón. Acerca de los planteamientos autonómicos del PSC y el PSOE, consideró que han quedado "muy aguados". "Hay mucha, mucha, mucha agua caliente, pero poco contenido", remachó el presidente de la Generalitat.