Leyenda y realidad
El punto de arranque de este interesante Respiro, segunda película del romano Emanuele Crialese y ganadora del premio de la Semana de la Crítica en Cannes 2002, es sumamente sugerente: el contar un caso clínico aderezándolo con los ecos de una vieja leyenda siciliana. Freud y el Mito: la apuesta es cómo casar la fábula del mar que devolvió viva a una mujer, suicidada porque su comportamiento era juzgado excéntrico por una comunidad de pescadores cerrada e intolerante, pero arrepentida y suplicante tras su deceso, con el retrato psicológico de una mujer indómita, tierna y desconocedora de límites y convenciones, Edipo incluido.
Cuidando con primor, aunque no siempre con el mismo tino, el equilibrio entre narración realista y atmósfera poética, Crialese logra dar coherencia y emoción no sólo a ese retrato personal, sino también fuerza y coherencia a la radiografía familiar y colectiva de una isla remota, Lampedusa, anclada en una forma de vida de otro tiempo. Y aunque su intención no sea rendir un homenaje a otros directores que han puesto en imágenes la dura vida de esos parajes -su discurso se queda prudentemente en la intemporalidad-, lo cierto es que por el objetivo de su cámara se cuela también una sutil crítica al patriarcado, una reivindicación del derecho a la diferencia, una sentida exaltación del mar y sus misterios.
RESPIRO
Director: Emanuele Crialese. Intérpretes: Valeria Golino, Vincenzo Amato, Francesco Casisa, Verónica d'Agostino, Filippo Pucillo. Género: drama, Italia, 2002. Duración: 95 minutos.
Le ayuda su propio sentido de la mesura al narrar, qué duda cabe. Pero sobre todo, y cómo, un elenco de conjuntados actores, muchos de ellos no profesionales (¡ese niño, Filippo Pucillo, el hijo menor, impresionante!), y una actriz omnipresente y superlativa, la Golino, sin la cual esta película, sencillamente, no existiría.
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