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Alemania abre el debate sobre un recorte de las pensiones que culminará en 2030

La propuesta de los expertos suscita amplias críticas y poco entusiasmo en el Gobierno

Una comisión de expertos encargada por el Gobierno alemán ha presentado una propuesta que endurece el acceso a las pensiones de jubilación. El informe propone elevar la edad de jubilación de los actuales 65 años a los 67 en 2035, fijar la cuantía de la prestación en función de la sostenibilidad del sistema y reducir la cuantía de la jubilación de forma progresiva desde el 48% del salario bruto actual hasta el 41,6% el año 2030, entre otras medidas. Apenas publicado el dictamen, le ha caído encima un diluvio de críticas de casi todos los sectores, incluido el escepticismo del Gobierno.

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El número de jubilados alemanes en torno a los 60 años que invernan en Mallorca o Benidorm se reduciría de forma drástica si las propuestas de la llamada Comisión Rürup para la reforma de los seguros de vejez y salud, presentadas ayer en Berlín, se traducen en medidas legales efectivas.

El dictamen de la llamada Comisión para la sostenibilidad en la financiación de los sistemas de seguridad social propone en sus casi 400 páginas, entre otras medidas: elevar la edad de jubilación en Alemania de forma progresiva de los actuales 65 hasta llegar a los 67 años en el 2035, a base de incrementar un mes cada año a partir del 2011; fijar la cuantía de la jubilación en función de la sostenibilidad financiera del sistema, según la proporción entre cotizantes activos y los jubilados; reducir progresivamente la cuantía de la pensión desde el 48% del salario bruto actual hasta el 41,6% en el año 2030.

También se aplazará la subida de las jubilaciones prevista para mediados del 2004 hasta final de año y se tratará de que la cotización a la seguridad social, que hoy supone el 19,5% del salario bruto y lo pagan a medias los asalariados y las empresas, no rebase el 22% el año 2030.

Tras nueve meses del embarazo, que comenzó el pasado diciembre, la Comisión Rürup, formada por 26 expertos, parió ayer este documento que corre el riesgo de resultar una criatura abortiva. El texto ha generado un fuerte rechazo de sindicatos y organizaciones de asistencia social, además del escepticismo del mismo Gobierno federal que encargó el trabajo.

"No es la Biblia"

El presidente de la comisión, el profesor de Economía de 59 años Bert Rürup, el llamado Papa de las rentas, se convirtió ayer en una estrella mediática en Alemania, al aparecer en múltiples espacios de entrevistas. Rürup se permitió incluso lanzar una pulla al canciller federal, el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD), quien antes incluso de la publicación del dictamen ya lo había puesto en entredicho con la frase: "No es la Biblia". Rürup replicó ayer: "Nunca hemos querido escribir la Biblia, sino un manual para las reformas sociales".

La Comisión, al concluir su trabajo y entregarlo a la ministra de Salud, pasa la patata caliente a los políticos, a los que ahora corresponde traducir en legislación las propuestas del dictamen. El procedimiento se presenta largo y laborioso. La ministra de Salud tiene ahora hasta octubre tiempo para comprimir en una propuesta global los contenidos del dictamen. De ahí pasará al Gobierno y después a los grupos parlamentarios de la coalición, socialdemócratas (SPD) y Verdes. Tras convertirlo en propuestas de ley, llegará al Parlamento Federal (Bundestag) y de ahí a la segunda cámara territorial (Bundesrat), donde la oposición democristiana (CDU/CSU) cuenta con mayoría para bloquear todo el proceso. Los democristianos presentarán sus propias propuestas.

20 millones de votos

La necesidad de reformar los sistemas de seguridad social es evidente, pero la cuestión resulta peliaguda porque los políticos dependen de los casi 20 millones de votos de los jubilados. Por eso el canciller Schröder, un maestro en interpretar el sentir popular, ha tomado ya distancias ante el dictamen, antes incluso de su publicación. Ayer Schröder mantuvo un encuentro en la sede de la cancillería con los periodistas extranjeros acreditados en Berlín, se explayó sobre el tema e insistió en que el dictamen "no es la Biblia, que es mucho más larga y se ocupa de muchos más temas".

El canciller explicó que el mandato a la comisión se debe a la existencia de un problema generalizado en toda Europa y no exclusivo de Alemania. Destacó Schröder que su Gobierno ya se había anticipado al introducir un sistema de complemento de seguros privados para asegurar las jubilaciones, pero no dio resultado, porque no se podía prever la caída del crecimiento y el estancamiento económico. El canciller se opone a discutir ahora los detalles de las propuestas del dictamen y quiere que se debata todo el conjunto en los gremios parlamentarios cuando la ministra de Salud lo haya elaborado.

De todos modos entró Schröder al trapo y se refirió a puntos concretos de la reforma de las jubilaciones. Puso el dedo en la llaga Schröder cuando dijo que antes que elevar la edad de jubilación a 67 años se pueden tomar otras medidas. Según Schröder, "en Alemania la edad legal de jubilación son los 65 años, pero de hecho la gente se jubila a los 60. Una tarea central es hacer que la edad de jubilación real de 60 años se ajuste a la nominal de 65. Esto no es sólo una tarea de los políticos, sino también de las empresas que jubilan con 55 años para emplear a gente más joven".

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