El estado becaria
Es un problema tener tratos con el imperio. Soñando tímidamente en ser su barragana de cuerpo entero, hacemos algo peor que nada, la contratransición, el paleofranquismo africanista. El pueblo secunda o padece la alta traición, no democratizada, mayorizada no más, mientras el Estado rector sólo cuenta con su precario puesto de becaria entre horas.
Las becarias presidenciales ("físicas") del propio imperio se han hecho de oro porque les quedaba el mundo para dar escándalo. Pero actualmente, cuando las Españas terminen su pertinaz becariado, a quién recurrirán: ¿fingirán que hubo amor, que todo esto es platónico, se taponarán los oídos para no escuchar las carcajadas del mundo libre, o seguirán como ahora?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.