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Crónica:GIMNASIA ARTÍSTICA | Campeonatos del Mundo
Crónica
Texto informativo con interpretación

Estados Unidos ya tiene un rey

Paul Hamm da a su país el primer título de su historia en el concurso individual masculino

Amaya Iríbar

Los mejores momentos de la gimnasia estadounidense no son simples victorias. Son triunfos a muerte en los que sus protagonistas superan la limitación de saberse inferiores con empeño, garra y sobreponiéndose a la presión -otras ventajas aparte- que supone actuar en casa. Es lo que hicieron Mary Lou Retton, la primera campeona olímpica de este país, en Los Ángeles 84; las llamadas siete magníficas -por sus miembros- que ganaron el título por equipos en Atlanta 96, y Kim Zsmeskall para conseguir en Indianápolis 91 la primera corona mundial.

Otro de esos momentos mágicos se vivió en la madrugada española de ayer, en Anaheim, cuando Paul Hamm logró el título mundial individual, el primero en la historia norteamericana en la parcela masculina. El joven de 20 años, de Waukhesa (Wisconsin), ya había quedado el segundo en la ronda clasificatoria y era uno de los favoritos. Como en hitos anteriores, quien sólo fuese el séptimo en los anteriores Mundiales ganó de forma agónica, en el último aparato y sabiendo que su más directo rival, el chino Wei Yang, había terminado sin problemas. Esta determinación da la medida del tipo de deportista que es: un verdadero ganador, alguien capaz de superarse a sí mismo y al griterío de más de 6.000 espectadores para hacer su trabajo lo mejor que sabe.

Ha heredado de Deferr el bronce de Debrecen al ser sancionado el español por fumar cannabis

A simple vista, Hamm no es ningún superdotado. Tampoco parece el líder de un equipo en el que hay compañeros con más carisma. Un chico feíllo, de piel muy blanca y pelo abierto al medio; bajito, como todos los gimnastas, y no excesivamente musculado para los cánones de este deporte. Su carrera internacional tampoco era hasta ahora excesivamente brillante.

Desde hace 13 años se entrena a las órdenes de Stacy Maloney, mucho más expresivo en el éxito. El bicampeón de Estados Unidos, que ya participó en los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, pareció tímido o tal vez abrumado aunque aguante, paciente, la avalancha de periodistas. Y sólo sonríe a medias.

Tocado en un hombro, como muchos otros, el estadounidense tiene sus mayores dificultades en las anillas y, aunque suele brillar en el suelo, asegura que los seis aparatos en los que compiten los hombres son sus favoritos. Su única medalla mundial hasta ésta se la colgó precisamente en el suelo, si bien no llegó a subirse al podio porque la ganó en un despacho. Hamm se hizo con el bronce del Mundial de especialistas de Debrecen (Hungría), de 2002, después de que el español Gervasio Deferr fuera descalificado tras dar positivo por cannabis en un control de dopaje.

El nuevo rey de la gimnasia mundial tiene un hermano gemelo, Morgan, que es su "mejor amigo", compañero de preparación y miembro también del equipo norteamericano. Con él comparte casi todo: apartamento, universidad -la de Winsconsin-Milwaukee- y afición por el tenis. En el gimnasio, sin embargo, Paul siempre ha ido un paso por delante de su hermano porque tiene la capacidad de aprender más rápido, asegura su entrenador. También llegó antes a la selección. "La mayor diferencia entre Paul y Morgan es que Paul sabe lo que quiere y va a por ello", en palabras de Maloney. Así, pues, ya puede tachar el Mundial de su lista.

Clasificación final del concurso individual masculino: 1. Paul Hamm (EE UU), 57,774 puntos. 2. Yang Wei (China), 57,710. 3. Hiroyuki Tomita (Japón), 57,435. 16. Víctor Cano, 55,336. 19. Rafael Martínez, 55,011.

Final por aparatos (masculina: suelo, caballo y anillas) y femenina (salto y barras asimétricas): esta noche (La 2, 02.55).

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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