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Entrevista:Carmen Giménez

"Desde la periferia se trabaja con más libertad, con menos presión"

Hace cincuenta años, Josep Palau i Fabre visitó a Picasso en su taller del sur de Francia. El poeta catalán recuerda así, en su pequeño libro de memorias Estimat Picasso, su primera conversación con el pintor, en donde plantea la posibilidad de crear un museo dedicado a su obra: "En Barcelona contamos con una magnífica colección de cuadros suyos, pero todos son antiguos. Si esta colección se pudiera completar o ampliar con obras actuales podríamos tener una sala única. Pero, por desgracia, ni ahora, ni cuando las cosas cambien, la ciudad difícilmente se podrá pagar el lujo que significaría la compra de un conjunto de obras suyas. Si usted pudiera, algún día, legar o donar unas cuantas obras, tendríamos una sala Picasso de un valor inestimable". Palau relata también la respuesta de Picasso: "Le agradezco mucho que me lo haya dicho y lo pensaré. Cuando yo era joven, hasta fui catalanista. Ahora, claro está, hace ya muchos años que vivo aquí. Pero esto (lo decía mostrando el paisaje soleado de Provenza que tenían delante) es lo mismo, lo mismo que aquello".

"Picasso se fue a vivir al sur de Francia, que era lo más parecido que había a Málaga"

Unos años más tarde, la donación Sabartés hizo que el Picasso de Barcelona fuera una realidad. Hoy este museo, el más visitado de la ciudad, se convierte en el mejor espejo de un proyecto que definitivamente cambiará el mapa de los picassos en Europa, el Museo Picasso de Málaga. Esta quimera es ya una realidad y el gran logro cultural de Andalucía de las últimas décadas gracias a la connivencia de cuatro personas: Christine Ruiz-Picasso, esposa del primogénito del artista, Paulo, y su hijo Bernard; Carmen Calvo, consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, y Carmen Giménez, directora del museo.

Desde que entró en el Ministerio de Cultura con Javier Solana y mientras fue directora del Centro Nacional de Exposiciones, Giménez ha paseado los mejores picassos por todo el mundo. Organizó El siglo de Picasso, en el Reina Sofía; Del Greco a Picasso, en el Petit Palais; también en el Guggenheim, su primera exposición fue sobre Picasso en la Edad de Hierro. El Picasso clásico y el Picasso. Primera mirada en 1992 y 1994, en el palacio episcopal de Málaga. "Mi obsesión siempre ha sido Picasso", afirma.

Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad de París y diplomada en Historia del Arte, Carmen Giménez ha recorrido cautelosamente los palacios y las fontanerías de los centros de poder cultural en España y Europa. Su experiencia americana, en el departamento de Conservación del Solomon R. Guggenheim, dio uno de sus mejores frutos con la creación del museo bilbaíno diseñado por Frank O. Gehry. Ahora, todo su empeño está en Málaga, donde a finales de octubre concluirá su gran proyecto con la inauguración del Museo Picasso, en el corazón medieval de la ciudad, en un palacio de 8.300 metros cuadrados que albergará la colección, exposiciones temporales, un taller de restauración, la librería, el auditorio y las oficinas.

PREGUNTA. Con este edificio tan impresionante no le habrá resultado difícil convencer a los herederos...

RESPUESTA. La elección del edificio ha sido fundamental. Piense que éste va a ser un museo único en el mundo, como lo es ya el de Barcelona o el de París. Hay que tener en cuenta que las colecciones francesas se crean por la donación en concepto de pago de impuestos. El caso español es diferente. Por una parte, Picasso donó la serie de Las Meninas, y hoy sabemos que quien quiera conocer a fondo la obra joven del artista ha de ir forzosamente a Barcelona. En el caso de Málaga, el proyecto comienza en 1991. La Junta de Andalucía me pide que haga la primera exposición de Picasso en la ciudad, en el palacio episcopal, que se restauró para ese fin. En aquella ocasión, Christine Ruiz-Picasso se había quedado muy impresionada con la exposición Picasso. Primera mirada, que reunía obras suyas, y que luego se llevó a Sevilla y a Nimes, y ya empezaba a hablar de la posibilidad de donar su colección. Ella y su hijo Bernard estaban convencidos de que a Picasso le habría gustado la iniciativa de emplazar un centro permanente de su obra en Málaga. La elección del palacio de los condes de Buenavista como sede del museo estuvo condicionada por el expreso deseo de Christine de que se buscase un modelo de palacio típicamente andaluz.

P. La mayoría de las obras de

Picasso. Primera mirada no habían sido expuestas antes al público. ¿En qué condiciones encontró las pinturas?

R. Cuando las vi por primera vez, la mayoría estaban sin enmarcar porque Christine las guardaba en una caja fuerte. Así que la labor de restauración fue complicada. Acabado el trabajo, Christine sintió una enorme emoción. E insistió en querer dar gran parte de su colección.

P. ¿Pensó ella en algún momento donarlas a Francia?

R. Nunca. Aunque ella vivía allí. Christine siempre recuerda que su padre adoraba Málaga. Ya se sabe, a tu tierra la amas y la desamas, pero a medida que pasan los años la vas amando más. De hecho, Picasso se fue a vivir al sur de Francia, que era lo más parecido que había a Málaga.

P. ¿En qué consiste la donación y en qué condiciones se ha hecho?

R. La parte donada por Christine suma 133 piezas de las cuales 14 son óleos, 9 esculturas, 44 dibujos, un cuaderno de la serie Royan de 36 dibujos, 58 grabados y 7 cerámicas. Bernard ha aportado 5 óleos, 2 dibujos, 10 grabados y 5 cerámicas. A este conjunto hay que añadir lo acordado con los mismos herederos en régimen de cesión gratuita a 10 años renovable, que son 23 óleos, 2 esculturas, 7 dibujos, 5 grabados y 12 cerámicas. Para que se haga una idea, Sotheby's ha estimado el valor del conjunto en unos 176 millones de euros. En cuanto al funcionamiento de la donación, en octubre de 1997 se crearon las dos fundaciones, con patronatos diferentes, que promueven conjuntamente el Museo Picasso de Málaga. Una es la propietaria titular de la colección, la otra lo es del edificio que la cobija. Yo, que llevo tantos años en esto, sé que casi nunca se da el caso de tener un equipo de políticos que entiendan y pongan en marcha un proyecto de tales dimensiones. Tanto Christine como Bernard tenían al principio un poco de miedo porque no sabían hasta dónde llegaba el compromiso de la Junta. Pero finalmente han donado las obras sin condiciones, en un acto de generosidad absoluto con Andalucía.

P. ¿Cree que en el futuro habrá más donaciones que beneficien o amplíen la colección del Picasso de Málaga?

R. No hay que pensar nunca que los herederos van a dar sus piezas. Mire, siempre he pensado que era una pena que Picasso se hubiera muerto antes que Franco y que no tuviéramos una buena representación de su obra en España. Por esa razón, creo que los herederos tienen un compromiso con España, no forzosamente para dar, sino para prestar obra en determinadas exposiciones. Dar siempre es complicado, a ellos no les gusta ser presionados. En el caso de Christine Ruiz-Picasso, ella cumple con lo que cree que sería la voluntad de Picasso.

P. ¿De qué manera cree que el museo de Málaga enriquece el ya de por sí bien dotado

mapa Picasso?

R. De forma absoluta. De eso estoy plenamente convencida. Además, es una forma de reivindicar la españolidad de Picasso, porque él es un personaje andaluz. Le gustaban los toros, las gitanas, el flamenco. Por otra parte, Andalucía es universal. Picasso se sintió muy bien en Cataluña porque vivía en un ambiente muy intelectual, Barcelona era lo más sofisticado que había en España en aquella época. Salió de Málaga a los 11 años, se fue a A Coruña, pero nunca fue feliz en ninguna parte. Los cuatro años en Galicia fueron para él muy difíciles, pero también fundamentales. Allí tuvo la suerte de tener ese padre que vio enseguida que su hijo era un genio.

P. ¿Cómo se articula la colección?

R. La colección cubre todos los periodos, aunque el cubismo se puede ver solamente a través de los dibujos. En España no tenemos grandes cuadros cubistas. Tampoco en Francia hay muchos. Quizá haya más en Basilea, pero casi todos los buenos los compró Alfred Barr para Nueva York. Nosotros tenemos la suerte de que en la colección están representadas todas las épocas. Del final de su trabajo contamos con muy buenos testimonios. Para mí, el cuadro más mágico es el de Olga (1917) con una mantilla española, pintado en Barcelona. Es la joya de la colección. Otro, impresionante, es el de Olga con Paul. Hay buenas obras de los años veinte, un gran cuadro de Jacqueline sentada, otro de Christine. Pero me encanta toda la colección. Cuanto más la veo, más me gusta.

P. La colección tiene bastantes obras de la última etapa, quizá la peor valorada por la crítica.

R. Al contrario, pienso que es una época muy importante. Picasso ya es muy mayor, pero todo en su obra tiene muchísima fuerza, color, sensualidad y mucha sexualidad. Picasso no tiene ya miedo, es un ser joven, sin edad, maravilloso.

P. Algunos directores de museo andaluces se quejan de que la Junta no da dinero suficiente para sus programas porque, dicen, se lo lleva todo el Museo Picasso.

R. Afirmar eso es tener una visión estrecha de la realidad. Si a la Junta se le ofrece una colección tan importante jamás vista dentro y fuera de España, hemos de pensar que supone un acto de generosidad que no tiene nombre. Este museo va a beneficiar a Andalucía y a sus artistas. Cuando una criatura nace, necesita a los padres para muchos años. Y es ahora cuando empiezan los cuidados, el Museo Picasso de Málaga necesita afianzarse, quizá sea la manera de atraer más donaciones. Tenemos que ayudarnos entre nosotros porque Picasso es de todos. Cuando uno ve su última obra, observa que es actual. ¡Cuántos artistas en España salen de ahí! Picasso ha sido importantísimo para toda la cultura española.

P. ¿Cree que el Museo Picasso de Málaga será un catalizador de futuros proyectos culturales en la ciudad, como lo fue el Guggenheim en Bilbao?

R. La misión que tiene este centro es el de ser el primer gran museo que hace Andalucía en este siglo XXI, porque en el siglo XX no lo ha hecho. Andalucía tiene un museo fantástico en Sevilla y unas colecciones extraordinarias no suficientemente conocidas. Pero esto pasa en todo el mundo. En Andalucía, no ha habido museos como el IVAM, el Reina Sofía o el Macba. Tampoco es Barcelona, que tiene muchísima oferta, el Picasso, la Fundación Miró, y a su cabeza, a las mismas directoras desde hace años.

P. Usted lleva muchos años detrás de este proyecto.

R. Mire, está muy bien que los directores estén un tiempo, como mínimo unos diez años. No lo digo por mí, aunque aquí me he dado un margen de cinco años más. Pienso que desde la periferia se pueden hacer muchas cosas, se trabaja con más libertad, con menos presión. Somos un equipo pequeño y queremos que éste sea un centro muy vivo. Para eso es importante que nos apoyemos, la Junta, los Picasso y yo. Seremos una gran familia.

La directora del Museo Picasso de Málaga, Carmen Giménez.
La directora del Museo Picasso de Málaga, Carmen Giménez.CARLOS CRIADO

'Picassos' entre fenicios y romanos

PARA COBIJAR la colección, la Junta de Andalucía adquirió el palacio de los condes de Buenavista, un edificio histórico característico de la arquitectura civil andaluza del siglo XVI, en el que se mezclan los elementos renacentistas y mudéjares. Su construcción fue dirigida por Diego de Cazalla, pagador de las armadas reales, entre los años 1516 y 1542. Para que el museo no tuviera problemas de espacio, los responsables de las dos fundaciones promotoras creadas en 1998 consideraron imprescindible la adquisición de varios espacios adyacentes, lo que conllevó la revalorización de la antigua trama urbanística medieval de la ciudad. El equipo de arquitectos Gluckman Mayner y Cámara/Martín Delgado, que ya habían realizado las obras de rehabilitación del palacio episcopal -entre sus proyectos están los de numerosos museos norteamericanos, como el Dia Center de Nueva York, el Georgia O'Keeffe en Nuevo México, el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego, el Philadelphia Museum o el Andy Warhol de Pittsburgh-, descubrió en las catas arqueológicas requeridas en el subsuelo del palacio antiguos restos fenicios, romanos y nazaríes, que han sido integrados en la nueva disposición del edificio para que puedan ser visitados por el público.

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