A la playa de Bilbao

Las fiestas de Bilbao tienen el espíritu de ser, como repite año tras año el alcalde, Iñaki Azkuna, para todos. Eso incluye a los más pequeños, desde los que llevan pañales hasta aquellos que están entrando ya en la adolescencia. Antaño se consideraban (o lo hacían sus padres) olvidados dentro de la programación, pero desde hace unos años el espacio destinado para ellos crece e incluye más interesantes actividades y juegos.

La renovación del Muelle de Ripa, junto a la Ría, ha proporcionado a los niños su zona particular. Está dividida en tres partes, por edades y se extiende desde el puente del Arenal hasta pasado el del Ayuntamiento. La primera parte, el Haurtxoko, se ha vestido este año de playa gracias a 45 toneladas de arena para que los de 0 a 6 años jueguen con cubo y pala. Eso sí, incluye los correspondientes hinchables. "Está teniendo un enorme éxito, todos los días está a tope", afirma Sonia Cámara, la programadora responsable de este espacio.

A la salida, unas mangueras y unos pequeños palés de madera hacen las veces de duchas para poderse quitar la arena, que algunos se llevan hasta en la ropa interior. La playa se cierra de noche y, para evitar que los más gamberros se acomoden allí a tomar sus katxis, vigilan guardas de seguridad. A las seis de la mañana, además, toda la playa "se criba de arriba abajo".

El de los más pequeños es quizá el espacio que más elogios despierta en los padres. En él se han realizado importantes innovaciones, desde un aparcamiento para sillas y cochecitos de bebé a un área de lactancia "donde se puede dar de comer o cambiar a los bebés en unas condiciones decentes", apunta Cámara.

Peru y Ainhoa, padres de dos niños de cuatro y dos años, están de acuerdo en que lo mejor de este año es "la mejora de los servicios". El recinto infantil ha incluido puestos donde adquirir una botella de agua, sombrillas para conseguir un poco de fresco y urinarios. "Todo esto, que parece elemental, no lo había en años anteriores, y eso se nota", dice Ainhoa.

Hay más novedades y por la afluencia de público parece que el Muelle de Ripa se va a tener que estirar hasta llegar al Guggenheim. "Dicen que no hay niños, pero deben estar todos en Ripa", dice Cámara. Algunos han llegado a esperar colas de hasta tres cuartos de hora para practicar una actividad.

De todo este tinglado cuidan 65 jóvenes monitores contratados por el Ayuntamiento. Vestidos con camiseta verde y con sus nombres de pila en una placa, los monitores no pierden la sonrisa. "Cada pase dura tres minutos, aunque al comienzo de la mañana y la tarde, como hay menos gente, les solemos dejar más", comenta una chica que custodia la ballena hinchable, que un año más es una de las atracciones más demandadas. "Se forman unas colas tremendas, da igual que haga mucho calor", apunta.

Muchas novedades se aprecian también entre los mayores: piraguas en la Ría, esculturas de arena, miniespacios de teatro, voley-playa, etcétera. Otros repiten, como el bautismo de buceo, por el éxito que tuvieron en años precedentes. Lo que es seguro es que en las próximas fiestas habrá más.