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Guinovart despliega su visión del Mediterráneo y el hombre

El artista catalán presenta hasta octubre una veintena de obras en una galería donostiarra

Maribel Marín Yarza

A Josep Guinovart (Barcelona, 1927) se le reconoce detrás de cada una de sus pinturas, de sus esculturas, de sus litografías, pero para él no es una cuestión de estilo, sino de personalidad. "Como decía Picasso, el estilo es una encerrona, es como limitar la libertad. A veces se confunde con la repetición", asegura el artista. Y agrega: "Yo me siento muy al margen".

Sobre esta idea reflexiona precisamente en uno de sus últimos cuadros, un mural tríptico en azules y ocres, que preside desde hoy y hasta el próximo 4 de octubre su muestra L'oeuf c'est l'espoir ("El huevo es la esperanza" en francés) en la galería Altxerri de San Sebastián. La exposición reúne un total de 24 obras pictóricas, la mayoría inéditas, de un artista que lleva más de cinco décadas en el camino de la renovación plástica.

En sus primeros años, Guinovart trabajó en los parámetros del arte figurativo, pero fue evolucionando hacia el informalismo y las corrientes abstractas, fruto de un afán investigador que le ha llevado a incorporar objetos a sus cuadros y a experimentar con distintos materiales. Pero hay varias constantes en su trayectoria: su empeño por acercar las formas del arte a la naturaleza y su fondo humanista. Ambas se mantienen en sus últimos trabajos.

En L'oeuf c'est l'espori habla de forma casi obsesiva en una serie de cajas-lienzo del mar Mediterráneo, "de un mar muy vivido y muy subjetivo", porque sigue creyendo que "lo local es lo que puede llegar a ser más universal". Reflexiona también sobre el hombre con una serie de pinturas de minotauros-monstruos y el mito de Ariadna. ¿Es un retrato de la humanidad? "Sí, en cierta medida, sobre todo en esta época tan conflictiva que vivimos, en la que estamos demostrando que muchas veces el problema lo llevamos nosotros, no las ideas", afirma.

También se esconde el fondo humanista de su pintura en el cuadro que da título a la exposición, un marco del que surge un huevo. "Es la idea de que el hombre siempre espera lo que posiblemente nunca va a conseguir. Es un marco en el que no hay nada", explica, y "de pronto surge esa necesidad de ir más allá de lo que enmarcamos".

Con todo, Guinovart, que muestra en su fundación un monográfico sobre Irak, asegura que para él los temas no son más que una excusa, "un pretexto que sirve a la plástica".

Guinovart posaba ayer entre las piezas de su tríptico <i>Estilo.</i>
Guinovart posaba ayer entre las piezas de su tríptico Estilo.JAVIER HERNÁNDEZ

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