Un verano bien calzado
Es el Amancio Ortega -propietario del imperio Inditex-, de los zapatos. Un hombre afable, discreto, desconocido para el gran público y, sin embargo, el máximo responsable de los designios de Rebeca Sanver, la línea de calzado alicantina que ha logrado cautivar a la población femenina europea y que, ahora, se lanza hacia la conquista del mercado del Este.
El ascenso de Rebeca Sanver ha sido fulgurante en los últimos tres años, a un ritmo de crecimiento de ventas cifrado en un 20% por temporada, la empresa se ha convertido en un imperio en gestación con presencia en 66 países. Las mujeres más elitistas la prefieren; pero la Sanver tampoco priva de sus colecciones a las más discretas, por su accesibilidad económica. El precio de sus zapatos varía de los 70 a los 300 euros. Su creatividad y originalidad han inyectado una formidable dosis de proyección internacional, inusual en un mercado que no atraviesa por sus mejores momentos, a una línea de zapatos nacida de los rescoldos de otra marca que comenzaba a perder mercado en España, Xavier Danouv.
Y aunque la firma de la línea Rebeca Sanver preste a confusión, detrás de todo este entramado está José Sanchís (Elda, 47 años), director y diseñador de calzado. Licenciado en Económicas, se negaba a continuar con sus orígenes zapateros -su abuelo, su padre y su hermano forman parte de esas estirpes fieles a la tradición familiar, en este caso a la dedicación al calzado-. "A mí no me gustaba, pero en una reunión, casi me obligaron", relata.
Tras más de 14 años de duro trabajo, Rebeca Sanver, o mejor dicho José Sanchís, se ha consolidado en el mercado europeo; singularmente en Inglaterra, Francia e Italia. En España, paradójicamente, no tiene el idéntico predicamento -el 70% se dedica a la exportación- pero no ceja en el empeño hasta lograrlo.
Desde que comenzara a trabajar para su propia línea, constituida en 1987, sus jornadas son maratonianas, de nueve a diez de la noche. "No tengo tiempo para mi vida familiar", dice. Huelga preguntar, por tanto, sobre sus vacaciones de verano. "Fui una semana a Jamaica", dice, aunque, apostilla, siempre aprovecho para observar y ver nuevos materiales y bordados que luego emplearé en las creaciones. La próxima cita, septiembre: Milán y Dusseldorf.
El nacimiento de su hija, Rebeca, le inspiró el nombre de la línea de zapatos, una identificación que a muchos lleva a atribuir a una mujer el diseño de sus zapatos. Sanver resultó de la unión de su apellido Sanchis, y Verdú, de su mujer.
Una pequeña empresa familiar que el pasado año logró una facturación de más de 21 millones de euros, un volumen que, según las previsiones de la firma, superará los 22 millones. Lane-Crawford (Hong-Kong), Galleries LaFayyete (París), Prange (Dusseldorf) y Seibu (Tokio) y El Corte Inglés son devotos clientes. Rebeca Sanver, vanguardia y comodidad para los pies.
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