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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El misterio de la fotografía realista

La primera gran exposición de fotografía de la londinense Tate Modern indaga en la tradición realista del pasado siglo. Veinticuatro maestros y 600 imágenes reivindican la observación frente a valores como la nostalgia o el sentimentalismo.

Elsa Fernández-Santos

Nada hay más misterioso que la realidad. Bajo esta premisa discurre la primera gran exposición fotográfica de la Tate Modern. Titulada Cruel and tender (Cruel y tierno), se ha convertido en uno de los acontecimientos culturales del verano londinense. La nueva Tate, paradigma del arte moderno, abre sus puertas a una fotografía directa y documental. Frente a la fotografía conceptual imperante, Tender and cruel explora la tradición más realista del siglo XX. Una fotografía que evita la nostalgia, el romanticismo y el sentimentalismo a favor de la simple observación. La exposición, que el 6 de diciembre viajará al Museo Ludwig de Colonia, cuenta con 600 obras de 24 fotógrafos.

Obras de Robert Adams, Diane Arbus, Lewis Baltz, Bernd and Hilla Becher, Philip-Lorca di Corcia, Rineke Dijkstra, William Eggleston, Walker Evans, Robert Frank, Lee Friedlander, Paul Graham, Andreas Gursky, Boris Mijailov, Nicholas Nixon, Martin Parr, Albert Renger-Patzsch, Thomas Ruff, August Sander, Michael Schmidt, Fazal Sheikh, Stephen Shore, Thomas Struth y Garry Winogrand componen la muestra. "Todos estos fotógrafos tienen en común su actitud, su manera de utilizar la fotografía", señala Thomas Weisz, comisario con Emma Dexter de la exposición. "Se trata de una actitud aparentemente neutral, sin autoría, en un principio impersonal, pero que luego, en una lectura más profunda, deja adivinar la fascinación, la simpatía, incluso el amor hacia el objeto fotografiado". "La fotografía de hoy es cada vez más conceptual", añade el comisario, "pero nos interesaba una fotografía que estuviera más cerca de los signos sociales de su tiempo. Una fotografía que, a primera vista, oculta sus emociones, para, más allá de retratar, analizar". Así, cuando Walker Evans ocultaba su cámara en el metro para acercarse lo más posible a la realidad, adivinaba un mundo que probablemente sólo él era capaz de ver y crear.

"Ésta es una exposición ambiciosa", añade, "no sólo por sus dimensiones, sino también por el análisis que propone, a través de la fotografía del siglo XX. Queríamos hacer una visión crítica de la sociedad de nuestro tiempo, y, evitando el fotoperiodismo y la fotografía de moda, analizar el siglo a través de unos fotógrafos que creemos fundamentales. No queremos mirar el siglo XX, queremos entenderlo".

En Tender and cruel, por ejemplo, el estadounidense William Eggleston (1939) fija su singular mirada en un niño solitario de chaqueta roja o en un anciano que, sentado en su cama, sujeta una pistola. Rinike Dijkstra (1959) fotografía a unos toreros portugueses minutos después de una corrida. Las caras, casi infantiles, aparecen manchadas de sangre. Junto a los jóvenes toreros, enfrenta los retratos de tres mujeres que acaban de parir. Julie, una hora después del parto; Tecla, un día después, y Saskia, una semana. Tremendamente vulnerables y, a la vez, invencibles, las tres madres son retratadas -como los toreros- tras el desgaste de una experiencia límite.

Del alemán August Sander (1876-1964) se ofrece parte de su monumental proyecto El hombre del siglo

XX, y otro estadounidense, Lewis Baltz (1945), muestra su trabajo sobre enormes edificios industriales y largas oficinas vacías en los que explora el entorno de un hombre perdido en el anonimato.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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