El gordo y el flaco
Observen la fotografía que traen todos los periódicos: las calles de las ciudades completamente vacías. Este año tiene un significado especial, después de un semestre con las calles ocupadas por parados en manifestación, izquierdistas contra Reagan y el increíble Jon Cojo Manteca, estrella de los telediarios, arrasando cabinas de teléfono con su muleta en nombre de dos millones de estudiantes en huelga. Como dicen los nostálgicos, con Calviño estas cosas no pasaban, o no salían por la tele, que viene a ser lo mismo.
¿Qué más les cuento? Si a estas alturas de siglo XX mantienen alguna curiosidad por la especie humana, no se pierdan esta noche el debú de la pareja llamada a protagonizar los próximos años: Jesús Gil y César Luis Menotti presentan su nuevo Atlético de Madrid frente al Elche. El Gordo y el Flaco. Difícilmente puede haber dos personas más distintas. ¿Qué tienen en común? (Que uno paga y otro cobra, sí, pero aparte). Jesús Gil le ha comprado a Menotti futbolistas hasta decir basta: Futre, Alemao, Zamora, Marcos, Parra, Eusebio, López Ufarte y Goikoetxea. Lo nunca visto. Y en el banquillo, César Luis Menotti, el filósofo del fútbol. La política hace curiosos compañeros de cama, pero no tan curiosos como el fútbol. Quién sabe si Gil y Menotti llegarán a ser tan famosos como Tip y Coll, Sergio y Estíbaliz, Ramón y Cajal o Justicia y Cachondeo. Qué chiste malo, ¿no?
Estamos ante otro agosto de muertos y muertos y muertos por ETA, incluido el bebé de catorce meses de la semana pasada, que se suma a un año de muertos y muertos y muertos por ETA, en Hipercor, en la casa cuartel de Zaragoza, y los terroristas muertos ayer mientras preparaban bombas para conseguir más muertos; muertos todos los años; para ETA no pasa el tiempo.
Como todos los años por estas fechas, guerra de banderas en San Sebastián. El gobernador civil de Guipúzcoa, José Ramón Goñi Tirapu, mandó cinco camionetas de la Guardia Civil a las cinco de la madrugada para izar, sin conocimiento previo del alcalde, las tres banderas que marca la ley, incluida la española. Tras doce horas de escaramuzas, protestas, pedradas y heridos, la Guardia Civil retiró las banderas, con honores especiales a la española. La crítica ha sido unánime: desde Herri Batasuna a Alianza Popular. Incluso el concejal socialista Odón Elorza ha dicho que discrepa del expeditivo gobernador.
Por cierto, el Gobierno admite que "hay, ha habido y habrá diálogo con ETA", Fraga repite que él sí sabe cómo acabar con el terrorismo, y que los socialistas no tienen redaños para hacer lo que se debería hacer. Adolfo Suárez propone un pacto nacional y Xabier Arzalluz dice que etcétera, etcétera, etcétera. A lo mejor es que tiene razón Eduardo Mendoza cuando en La ciudad de los prodigios escribe que la historia se compone de años de esplendor y siglos opacos, y nos ha tocado siglo opaco.
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