Una precisión
El pasado día 3 de agosto, Juan Cruz inició la serie España, un estado de ánimo con un precioso artículo sobre Santiago de Compostela: 'Santiago, distrito federal', y en el apartado del teatro gallego 'Teatro con humor corrosivo e inteligente contra las humedades del poder' cita a Valle-Inclán como su máximo representante y comenta que "vino a morir a Santiago y fue recluido en el sanatorio del doctor Baltar".
Don Ramón María del Valle-Inclán, efectivamente, falleció en Santiago de Compostela, pero en el sanatorio del doctor Manuel Villar Iglesias, catedrático de Urología y Venéreas de la Universidad compostelana. El autor de los "esperpentos", en los últimos años de su vida, además de enfermo, estaba en una situación económica penosa, y, coincidiendo con una revisión médica en dicho sanatorio, el profesor Villar Iglesias le ofreció una habitación para que viviera permanentemente. Cuidado por los practicantes Justo y Joaquín, que soportaban tanto sus genialidades como sus arrebatos de mal humor, Valle-Inclan residió en el sanatorio desde noviembre de 1935 hasta enero de 1936, en que lo abandonó camino del cementerio civil de Santiago de Compostela.
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