A los líderes políticos de Europa

Es del dominio público que las negociaciones actuales de la Organización Mundial del Comercio (OMC) corren un serio peligro debido al punto muerto al que se ha llegado en la agricultura. Los intereses económicos a largo plazo de la sociedad mundial no deben verse frenados a causa de las anticuadas políticas agrícolas existentes en el mundo desarrollado. Es comprensible que muchos países en vías de desarrollo tengan poco interés en llevar a buen término unas negociaciones carentes de mejoras significativas y rápidas respecto al acceso a los mercados de productos básicos, en particular de los sectores agrícola y textil.

El éxito de la Agenda para el Desarrollo de Doha es fundamental para los intereses estratégicos y económicos de Europa. El futuro económico europeo depende de la exportación de productos y de servicios de calidad, así como de inversiones exteriores directas. En ese futuro está incluido un sector agrícola europeo saneado que sea lo bastante sólido como para prosperar sin necesidad de proteccionismo ni del sostenimiento de los precios por medio de ayudas estatales.

El éxito de la Agenda para el Desarrollo de Doha es de importancia fundamental para la recuperación económica mundial, ya que facilitaría las inversiones exteriores directas y el desarrollo económico sostenible de los países en vías de desarrollo. Además, proporcionaría la necesaria contribución para la renovación de la cooperación y estabilidad internacional. El EAIC apoya firmemente el papel desempeñado por la OMC en la creación de un sistema multilateral de comercio sólido, abierto y basado en el respeto a las normas.

Sin embargo, para que la Agenda para el Desarrollo de Doha sea un éxito es preciso que la UE y, por supuesto, otros países desarrollados abran realmente sus mercados agrícolas y retiren paulatinamente los mecanismos políticos y normativos que distorsionan los precios, provocan una competencia desleal y penalizan la producción nacional de países menos desarrollados. A menos que se produzca un auténtico avance en la agricultura, la reunión ministerial de la OMC de Cancún que tendrá lugar en septiembre será un fracaso.

Está en nuestras manos impedir que se llegue a ese fracaso. La reciente reforma de la Política Agrícola Común de la UE ofrece algunos elementos que pueden conducir al éxito. No obstante, el conjunto de medidas propuestas, en su estado actual, resultan insuficientes, ya que no incluyen productos básicos fundamentales para los países en desarrollo, como es el caso del azúcar y del algodón.

Incluso aquellos sectores afectados por la reforma siguen estando sometidos a mecanismos anticuados que distorsionan el mercado, tales como las cuotas, el sostenimiento de los precios y las subvenciones a la exportación. El acceso a los mercados sigue estando enormemente limitado. Es de vital importancia que la UE se apoye en lo hasta ahora conseguido y tome la iniciativa para asegurar un acuerdo en Cancún que ofrezca mejoras auténticas a los países en vías de desarrollo.