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Entrevista:Jaime Ignacio González | Delegado del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración

"Rabat incumple los acuerdos sobre asunción de pateras"

Abogado, 42 años, casado y con tres hijas. Hizo carrera política en el Ayuntamiento de Madrid, donde ejerció de eficaz escudero de Esperanza Aguirre cuando el PP ganó el Gobierno municipal. De allí saltó, sin cambiar de jefa, al ministerio de Educación. Ahora es uno de los pilares en los que sujeta su gestión Ángel Acebes, ministro del Interior. En 2002 le nombraron delegado del Gobierno para la Extranjería y la Inmigración, el cargo más difícil que ha desempeñado desde que en febrero de 1993 inició su carrera política. Tan complicado es su trabajo que, tras afirmar que el principal problema radica en los inmigrantes irregulares que viven en España y que no pueden ser repatriados, confiesa que no sabe cuántos son: "Cuando las cifras oscilan entre 300.000 y 700.000 significa que no son rigurosas". A eso se suma otro elemento de desánimo: "El problema de la inmigración es que uno tiene la sensación de que siempre hace las cosas mal". Ahora deberá defender otra reforma de la Ley de Extranjería que endurece los requisitos para entrar en España y conseguir permisos de trabajo y residencia.

"En las últimas llegadas de pateras, todos declaran ser liberianos, y son nigerianos"
"España ya no puede acoger inmigrantes al ritmo de los seis últimos años"

Pregunta. El PP censuró la Ley de Extranjería aprobada en abril de 2000 porque contribuía al efecto llamada de manera que las pateras no dejarían nunca de llegar. Han reformado varias veces la ley e incluso hoy hay pendiente la tramitación de una de esas reformas. Sin embargo, las pateras siguen llegando ¿Se equivocaron?

Respuesta. El efecto llamada no se resuelve por aprobar o cambiar una determinada ley. Cuando uno introduce en la ley aspectos que pueden incentivar la llegada irregular, evidentemente está provocando el efecto llamada. Tratamos de evitar que se den mensajes que puedan incentivar el tráfico ilícito por parte de redes organizadas. El fenómeno de la inmigración, por último, trasciende la normativa y tiene otros aspectos mucho más complejos, de desequilibrios económicos en el mundo. Mientras ese desequilibrio no se corrija, la presión migratoria seguirá existiendo.

P. ¿Es más eficaz el Gobierno reformando leyes que controlando las fronteras?

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R. Se es eficaz de todas las maneras, porque la modificación de las leyes es un instrumento que ayuda a cumplir con las tareas de gestión, entre las cuales está también el control fronterizo.

P. ¿Le satisface el control fronterizo en España para evitar la entrada de inmigrantes irregulares?

R. Tenemos un buen control fronterizo. Creo que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que realizan el control son de los más eficaces de la UE. El problema de la inmigración no es la llegada de los ilegales, sino de los que vienen bajo apariencia de legalidad para quedarse ilegalmente. Eso introduce dificultades no sólo en el control fronterizo, sino a la hora de abordar el fenómeno de la inmigración irregular.

P. 550.000 ciudadanos de Latinoamérica entraron en España el año pasado como turistas y sólo salieron 86.000. ¿Dónde han ido los que faltan?

R. No sé de dónde salen esas cifras.

P. De una respuesta parlamentaria del Gobierno a la oposición.

R. El Gobierno no ha respondido en esos términos. Eso se refiere a un boletín hecho por algunos puestos fronterizos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con un cómputo global de los tránsitos que se producen en España. Si uno mira esas estadísticas y analiza las entradas y salidas, según esos mismos datos, se produce una diferencia de personas que se quedan en España de más de cinco millones. Eso no significa que aquí se hayan quedado cinco millones de personas. Estamos hablando de tránsitos en bruto en los que se incluyen a los españoles, a los europeos y a personas que vienen de viaje a España y luego salen por otro sitio.

P. ¿Admite que hay miles de personas que entran en España como turistas y se quedan aquí de manera irregular?

R. Por supuesto, no sólo de Latinoamérica sino de otras partes del mundo.

P. ¿Y eso cómo se arregla?

R. Hemos introducido en la reforma de la Ley algunas modificaciones para que las compañías aéreas nos faciliten la mayor información posible, de modo que podamos detectar dónde se producen las entradas fraudulentas.

P. ¿Cómo influirá en la entrada de irregulares la exigencia de visado a los ecuatorianos, vigente desde el pasado 3 de agosto?

R. En aquellos países donde se ha impuesto el visado se ha producido una descenso enorme del número de personas que vienen a España. El visado sólo se pone cuando se detecta que de un país se produce una llegada masiva e incontrolada de inmigrantes hacia la UE, lo que hace presumir que detrás hay una inmigración irregular. Esto es lo que se ha producido con algunos países iberoamericanos como también se ha producido con otras zonas del mundo que a nosotros nos afectan menos.

P. ¿Cuántos inmigrantes nuevos necesita España cada año?

R. En los últimos seis años hemos sido capaces de absorber aproximadamente el triple de los inmigrantes que teníamos y eso sólo ha sido posible porque nuestro mercado de trabajo, nuestro desarrollo económico ha permitido que esta gente se incorpore a la actividad productiva. Yo lo que creo, y ésa es la preocupación que tenemos, es que ese ritmo de crecimiento no se puede mantener de una manera sostenida ni por nosotros ni por ningún país de la UE y por lo tanto lo que queremos es ordenar adecuadamente esa llegada para que precisamente no se desborde la capacidad de ofrecer puestos de trabajo y nos encontremos con gente en situación de precariedad que se pueda convertir en un elemento de conflictividad.

P. Repito, ¿cuántos inmigrantes necesita España al año?

R. No sé cuántos son, pero es evidente que ya no podemos seguir recibiendo el número que hemos recibido en los últimos seis años.

P. Usted anunció a primeros de año un supuesto acuerdo con las autoridades de Marruecos por el cual este país se comprometía a asumir a los inmigrantes que entraban de manera irregular en España a bordo de pateras tripuladas por marroquíes. Seis meses después de esto no hay nada. ¿Es su fracaso personal, un incumplimiento del Gobierno de Marruecos o nunca hubo tal acuerdo?

R. Yo lo único que he contado es cómo se han desarrollado las negociaciones con Marruecos. Desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas empezamos una relación muy buena con las autoridades marroquíes. Acordamos que Marruecos asumiría las pateras que viniesen pilotadas por marroquíes. Eso está escrito y firmado. Lamentablemente esos acuerdos no se han cumplido, Marruecos considera que es necesario matizarlos y estamos a la espera de que nos haga llegar sus propuestas alternativas. No dudo que están haciendo grandes esfuerzos en materia de inmigración pero el resultado práctico es que siguen llegando muchas pateras procedentes de Marruecos.

P. Llevan más de un año trasladando inmigrantes desde Canarias a la Península debido a que en las islas los centros de acogida están saturados. La principal voz discrepante con ese tipo de políticas se produce en Cataluña. ¿Entiende por qué?

R. El comportamiento de la Generalitat de Cataluña ha sido siempre correcto. Lo que nosotros hacemos con Canarias es una cosa conocida, hablada, pública y además ratificada tanto en el Parlamento nacional como en el Parlamento de Canarias. En segundo lugar, es evidente que se produce una concentración de inmigrantes que es difícil asumir como consecuencia de la insularidad y por lo tanto hay que buscar alternativas para evitar un conflicto mayor. En tercer lugar, esas derivaciones se hacen siempre con autorización judicial.

P. Dejar en la calle a un irregular que no puede ser repatriado porque no hay convenios con su país de origen, y no darle documentos que le permitan trabajar legalmente ¿no lleva a la marginación?

R. Las redes organizadas que traen fundamentalmente a estas personas del África subsahariana, que es donde tenemos más dificultades de conseguir acuerdos de repatriación, les indican que tienen que venir diciendo que son de un país en conflicto, que vengan sin documentación y que en todo caso digan que son de un país con el que no pueda haber retorno. Precisamente para que se presione en la concesión de los permisos. En las últimas llegadas de pateras que estamos teniendo de personas del África subsahariana, curiosamente, todos declaran ser de Liberia. Luego se comprueba que no son liberianos, sino nigerianos. Si diéramos automáticamente papeles a todas las personas que dicen ser de un país con el que no hay retorno, estaríamos incentivando la posibilidad de que las mafias aprovechasen estas vías para darles mayor entrada a estas personas. Intentamos aumentar el número de convenios con los países de procedencia, de hecho en el último año hemos suscrito acuerdos con Argelia, con Nigeria, con Senegal, con Guinea, con Ghana.

P. ¿Por qué ha sido un fiasco la Operación Ulises, un operativo de la UE para controlar las pateras en el Mediterráneo?

R. No ha sido un fiasco. Consistía en una experiencia piloto para ver cómo se debería organizar un sistema de control fronterizo conjunto dentro de países de la Unión Europea en el mar. Y eso se ha cumplido. El objetivo no era impedir que llegaran pateras.

P. ¿Con qué consenso espera sacar adelante la Ley de Extranjería?

R. Con el máximo posible. Espero que el PSOE pueda apoyarnos igual que el resto de los grupos de la cámara.

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