Vomitar
Hace algunos años, el Ayuntamiento de Getafe emprendió una campaña publicitaria con objeto de concienciar a la juventud de que beber excesivamente es peligroso, nocivo y, además, supone un cuantioso desembolso monetario. El polémico lema de la campaña fue (más o menos): "¿Cuánto te cuesta echar la pota?". La campaña se retiró, el tiempo pasó y, semana tras semana, se sigue empleando gran parte del estipendio en salpicar las aceras con lo que el estómago es incapaz de digerir. Propongo, por tanto, una alternativa que, de momento, es menos peligrosa y más económica, y cuyo resultado puedo garantizar es idéntico: una vomitona de padre y muy señor mío.
Sólo preciso un euro y adquirir EL PAÍS. La visión de cinco letras (inocuas si no fuera por el apellido que forman) provoca en mí las primeras náuseas. Luego, la lectura de la frase proferida por el altanero farsante hace de eficaz emético, y mi primera papilla mana con abundancia.
Posteriormente durante la "resaca", me pregunto si nadie puede detener tanta aberración y sólo queda, pota tras pota, esperar pacientemente la llegada de los "idus de marzo".