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Reportaje:CRISIS EN EL AYUNTAMIENTO DE MARBELLA

El partido de la candidata

Los militantes del PSOE de Marbella acusan a García Marcos de controlar la agrupación en beneficio propio

Isabel García Marcos ha sido siempre la candidata de Isabel García Marcos. Al menos así lo aseguran muchos veteranos militantes de la agrupación socialista marbellí y de la vecina de San Pedro Alcántara. Su imagen de mujer profesional, indomable justiciera contra el déspota Jesús Gil, a la postre, se ha demostrado más una cicuta que el vigorizante que necesitaba urgentemente el PSOE tras la apabullante victoria del GIL en las elecciones municipales de 1991.

Pero lo que no se le puede negar a García Marcos es que escondiera sus cartas ni que actuara con modestia o se arredrara ante las jerarquías del PSOE, precisamente, a las que ahora muchos militantes de base marbellíes piden cuentas por haber dejado crecer la situación.

La carrera para hacer un partido a su medida comenzó precisamente con una derrota política (se le recuerdan pocas victorias). Tras perder las elecciones primarias contra el entonces secretario local de la agrupación, Francisco Zori, por 13 votos, echó mano de toda su popularidad para reclamar la jerarquía que le habían negado los militantes de su partido. En una entrevista concedida a este diario en junio de 1998 aseguraba: "No he tenido equipo, a veces he hecho el camino prácticamente sola". Le atacó de manera brutal, con una cainismo del que sólo ella podía obtener beneficio, nunca el partido. García Marcos sugirió a gritos que Zori estaba vendido al GIL porque su esposa trabajaba en una empresa pública, Cosol. Después, aseguró que Zori había vencido por los votos de personas cercanas al GIL, a pesar de que ella misma había dado el visto bueno al censo previo a las primarias. También dijo escandalizada que los militantes del GIL habían felicitado a su contrincante. Zori aseguró entonces que tan sólo lo hizo Marisol Yagüe, irónicamente la persona que García Marcos apoya como alcaldesa de Marbella si prospera hoy la moción contra Julián Muñoz.

El PSOE creó una comisión de investigación al respecto y no halló nada. García Marcos arremetió contra estos también y amenazó con presentarse por un partido independiente que ella misma crearía. No le hizo falta.

La ejecutiva provincial eligió el tirón mediático de García Marcos y convocaron a Zori a una reunión en Ronda en donde le comunicaron que tenía que dimitir. Previamente, los altos cargos del socialismo de Málaga habían discutido durante cerca de siete horas qué hacer con Marbella. Definitivamente, la agrupación local perdió (hasta tal punto que fueron disueltas las de Marbella y San Pedro Alcántara) y García Marcos fue la candidata. Tan sólo Pedro Aparicio rompió una lanza en público a favor de Zori. Una gestora dirigió la agrupación de diciembre de 1998 a octubre de 2000. Durante el periodo de la gestora, la entonces portavoz marbellí le echó un pulso a la Junta de Andalucía por "desprestigiarla" al hacer pública la suspensión de dos años como inspectora médica: "Hay personas o instituciones que no quieren que se conozcan casos de corrupción que he descubierto". En noviembre de 2000, fue despedida de su cargo de diputada provincial de Personal. Pero la sorprendente inmunidad o padrinazgo (el partido le abonó 250.000 pesetas durante varios meses tras perder el salario del SAS) frente a los órganos disciplinarios socialistas siguió intacta y pudo así hacerse con el partido en Marbella.

La agrupación comenzaba desde cero, pasó de tener cerca de 300 afiliados a 60, "la gran mayoría gente nueva", con siete miembros en la Ejecutiva, entre los que destacaban los entonces también ediles José Manuel Muñoz, Ramón Leal y Pancho Balboa. Este último acusa a hora a García Marcos de haber paralizado la entrada de nuevos militantes, especialmente los que lo fueron anteriormente, para tener un control absoluto. Las cifras son importantes ya que se habla de decenas de solicitudes congeladas y García Marcos venció a Francisca Aguilar por tan sólo nueve votos en las elecciones a secretaria general pasadas. La gestora constituida tras la crisis desatada por la moción de censura investiga ahora esas cuentas.

Cambio estético

A la hora de confeccionar la lista del PSOE de las pasadas elecciones también hubo problemas. El 99% de los afiliados de San Pedro y el 44% de los de Marbella votaron en contra. La Comisión Federal de Listas dictaminó el 26 de febrero pasado que la lista debía de rehacerse. El cambio, según muchos militantes, fue meramente estético. Nadie quedó satisfecho, se enviaron comunicados de protesta a Málaga, Sevilla y Madrid, pero a García Marcos, escudada en Miguel Ángel Sanz y José Carlos Aguilera, no le pasó nada. Esa imagen pública en la que ha basado su éxito, incluso en la derrota, empezó a carecer de lustre y el PSOE se dio un batacazo en las pasadas elecciones ya que repitió cinco concejales, pero con la diferencia de que la Corporación se había incrementado en dos ediles y perdió votos a pesar de que hay 11.000 nuevos votantes.

La estrella de García Marcos se apaga irremediablemente y lo hace como todas: con una explosión colosal que se lo lleva todo por delante.

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