Divorcios
Ronald Reagan dijo sí. Adelante con la bomba de neutrones, lo último de lo último en bombas: mata personas, pero deja los objetos intactos. Si el invento sale bien, acabarán fabricándose bombitas de bolsillo, de manera que si a alguien le cae mal Chanquete, le tira un neutrón y se queda con el barco. Hay quien preferiría prescindir de los Ingells y quedarse con la casa de la pradera. Tiempo habrá para decidirse, porque, de momento, la bomba de neutrones sólo matará a gran escala.
A los soviéticos les ha sentado regular. Dice Izvestia que Reagan es un criminal que está preparando la guerra. "Justo ahora que nos están dando una tunda en Afganistán", podrían añadir. La distensión que comenzó en Helsinki en 1975 se ha roto ayer, que ya es mala suerte. Podrían haber esperado al final del verano. Nos dicen que volvemos a la guerra fría justo en un domingo de agosto a la hora de la siesta. Pensábamos ir a ver El imperio de los sentidos y ya estamos sacando entrada para El imperio contrataca.
El Gobierno ha difundido un comunicado interesante sobre esta bomba americana: en España no tenemos ingenios nucleares y, por tanto, no lo consideramos asunto nuestro. En resumen: que no molesten. El presidente Calvo Sotelo está tocando el piano, y los demás estamos leyendo la LOAPA, a ver si entendemos la armonización autonómica. Aquí, del extranjero, sólo nos interesa la boda del príncipe Carlos y lady Diana. Un cuento de hadas.
Este comunicado del Gobierno, desentendiéndose, también es un poco una venganza, porque en la noche del pasado 23 de febrero el secretario de Estado de EE UU, Alexander Haig, dijo que el golpe de Tejero era un asunto interno de España. Por eso ya ni les pedimos ayuda para el secuestro de Quini. Si un golpe militar les parece un asunto interno... Y ahora nos vengamos: "Pues ahora la bomba de neutrones es un asunto interno de EE UU, ¡y que se chinchen!". Con nuestro apoyo que no cuente Reagan, y a ver hasta dónde llega con sus planes de regulación de empleo y de vidas humanas: el martes despide a 15.000 controladores aéreos y el sábado anuncia la bomba que los mata bien muertos. Qué tío. Un ansioso.
Aquí somos de otra pasta, así que ya se pueden ir preparando en la OTAN: los españoles vamos a nuestro ritmo. Salvo Ángel Nieto, que es extraterrestre, y Santiago Carrillo, que seguramente también. Carrillo sí que sabe: ¿qué mejor plan que pasar los diez primeros días de agosto haciendo surf, aunque sea surf político, entre los renovadores y los prosoviéticos del PCE? Y al final, resurge entre la espuma de las olas, si me permiten la poesía.
También sucede que nosotros, en España, no necesitamos bombas modernas para morirnos. Sólo 4 de los 1.448 mataderos municipales cumplen las normativas técnico-sanitarias. Nada preocupante, según las autoridades, y nos hemos echado a temblar, porque son las mismas autoridades que dijeron que la intoxicación por aceite de colza provenía de un bichito que, si se caía, pum, se moría. Ya hay 1.143 enfermos y ayer murió la víctima número 57.
Ni siquiera el mes de agosto es capaz de disimular que entre el Gobierno y los españoles hay un... hay un... hay un... ¿cómo se llama esa cosa que se aprobó la semana pasada? ¡Un divorcio! Treinta y cuatro españoles han pedido ya el divorcio, no con el Gobierno, eso lo han pedido casi todos, sino con su cónyuge. Qué apuro, ¿no? Ser los primeros en la ventanilla.
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