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Juez y parte

Francisca Aguilera lleva afiliada al partido socialista cerca de 17 años. En la anterior legislatura fue concejal en el Ayuntamiento de Marbella y se presentó como candidata a la secretaría general de la formación en su localidad precisamente contra Isabel García Marcos. Hace algunos días, también tuvieron sus más y sus menos en una reunión, aunque ella lo califica de "normal" y, sobre todo, de un asunto "interno" de su partido. A Aguilera le ha tocado ahora formar parte de la gestora que intenta devolver a las ganas de vivir a la organización que García Marcos apuñaló pactando con el GIL y PA contra el alcalde, Julián Muñoz.

Prefiere no lanzarse a dentelladas contra la ya ex secretaria general. Aguilar asegura que García Marcos "fue un referente para todos. Luchó como nadie contra Gil e hizo lo que se le pidió y más". Por eso ahora a los militantes socialistas de Marbella les cuesta creerse lo que pasa y se sienten abochornados y ridiculizados.

Aguilar quiere recuperar el ánimo político cuando todo huele a maletín lleno de dinero. "Es verdad que a muchos ciudadanos no les importa la política, pero a otros que saben que esto influye desde el coste del pan a los ahorros y que se informan y quieren que se trabaje por ellos".

Con voluntad indesmayable, al menos de puertas afuera, esta administrativa de Incosol se enfrenta junto a sus compañeros de la gestora a la reconstrucción de un partido dividido entre los seguidores de García Marcos, Francisco Zori, los históricos que quieren acercarse de nuevo al partido -como el que fuera alcalde de la localidad malagueña hasta 1987, José Luis Rodríguez- y algún que otro ave de presa oportunista. El PSOE de Marbella ha pasado de tener más de 300 afiliados a en los años ochenta a no llegar al centenar tras la refundación que experimentó la agrupación en el año 2000.

Otro de los aspectos que Francisca Aguilera quiere eliminar de Marbella es la imagen frívola y descerebrada. "No tengo nada contra las mujeres a las que les gusta Isabel Pantoja, pero últimamente parece que todas vamos corriendo por la calle para gritarle guapa. Marbella tiene que ser mucho más". Francisca Aguilar espera que el socialismo revierta a partir de ahora esa imagen casposa. También espera que los marbellíes sean más exigentes con quienes les mandan. "Aquí pasan tantas cosas graves con tanta frecuencia que parece que no nos afecte nada".

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