Un antiguo gilista que se reencuentra con los camaradas
Carlos Fernández nació en Málaga y tiene 35 años. Llegó a la política en 1991 de la mano de Jesús Gil. Fue concejal del GIL durante siete años, hasta que en marzo de 1998 el entonces alcalde de Marbella le cesó como delegado de Deportes y le acusó de irregularidades económicas. Según Fernández, el motivo fue que se negó a firmar documentos en blanco con el membrete del Ayuntamiento de Marbella. El Partido Andalucista le rescató en 1999 y aprovechó su tirón popular. De no tener representación, pasó a dos ediles, que se convirtieron en tres el 25-M.
En el último mandato ejerció junto a García Marcos la oposición más dura, lo que le granjeó los peores insultos de Gil. Y, como García Márquez, acaba de dar un giro radical. Sus contactos con los antiguos compañeros, ediles afines a Gil, fructificaron la semana pasada en la moción de censura, ahora pendiente del visto bueno de la dirección nacional del PA.
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