El negocio pirata
El jugador se convierte en el bucanero más temido del Caribe abordando barcos y esclavizando tripulaciones
La censura en el siglo XXI muta hacia un sistema de presión más sutil, pero eficaz. La indignación que levantó el videojuego Tropico porque el jugador interpretaba a un dictador de una isla caribeña, cuya barba y puro eran más que una casualidad, ha hecho mella en la compañía que lo desarrolló. En un momento de susceptibilidad mundial donde se pasa de puntillas por los temas que incomodan a la diplomacia, los creativos de Frog City han lanzado a los dictadores por la borda para sustituirlos por piratas en esta segunda entrega.
La mano del marketing está detrás del proyecto. A pesar de ser un juego distinto a su predecesor, sólo tienen en común las islas. Podría -o debería- haber salido con un título distinto, pero lo hace bajo el mismo nombre de Tropico 2 para aprovechar la fama.
Título: Tropico 2: La Bahía de los Piratas
Desarrolla: Frog City Software
Distribuye: Virgin Play
Plataforma: Windows
Género: Gestión y Estrategia
Edad: Mayores de 13 años
Precio: 50 euros
La losa de la primera entrega no pesa, además de los problemas morales el juego tenía aspectos técnicos negativos; Tropico 2 tendrá éxito: aporta grandes dosis de frescura al género de la gestión y lo aliña con pinceladas de estrategia. La misión del jugador es convertirse en un jefe pirata que controle las islas del Caribe a costa de saquear buques mercantiles, extorsionar a los representantes de cada imperio, chulear a prostitutas y esclavizar a las tripulaciones cautivas. Dispone de 60 años para conseguir el reto.
El modo campaña sitúa al jugador al inicio de su imperio, con un barco semihundido y pocos cautivos. Con la ayuda de una ex amante debe levantar edificaciones, como una cervecería y un pequeño prostíbulo, no sin antes emplazar el aserradero cerca del bosque, ya que la madera es la base de las construcciones. Aligerando la producción de maíz y colocando un chiringuito cerca de la playa bien iluminado para que sea visible desde alta mar, los piratas no tardarán en visitar su isla y gastar sus doblones en diversión.
Deberá gestionar bien sus recursos, empezando por la madera y terminando por la felicidad de cada habitante. Si no se desea una revuelta de prisioneros, lo mejor es alimentarlos bien, aunque sea de sobras, y atemorizarlos situando horcas con cadáveres en lugares estratégicos. Es una lamentable patada a los derechos humanos. Cuando el negocio prospere y se reflote el barco podrá visitar otras islas y atar pacíficos lazos de cooperación o tomarlas por la fuerza.
La tripulación también es importante. No es lo mismo llenar los galeones de marineros de agua dulce que de piratas expertos en esgrima, navegación y puntería. Si su puntuación en habilidades como el coraje, la lealtad o el liderazgo es alta, mejor.
Destacar el detalle con el que están diseñados edificios, barcos y vegetación. El potente motor gráfico se maneja con soltura y permite desplazar la cámara hasta cualquier punto del mapa de la isla en milésimas de segundo permitiendo acercar el zoom hasta apreciar los textos de los rótulos.
El esfuerzo por mantener una ambientación pirata con una cuidada banda sonora y decenas de intervenciones graciosas de los personajes consigue redondear un producto bien acabado y traducido. Si de algo peca es de poseer demasiadas cosas que se pueden controlar, lo cual no quiere decir que sea necesario hacerlo, pero que podría abrumar a los jugadores noveles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.