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Reportaje:

El sueño asiático de Florentino Pérez

La gira del Madrid es una apuesta para penetrar en el gran mercado mundial del futuro

Diego Torres

Al grito de "¡Gutiérrez!", llamó el alcalde de Kunming a Raúl, el lunes en un acto cargado de oropel, para entregarle las llaves de la ciudad. El gobernador Zahng Zheng confundió a Raúl con Guti y llamó "Raúl" a Raúl Bravo, en la lectura de una lista disparatada. Pero eso fue lo de menos. Los jugadores del Madrid subieron uno a uno a recibir el reconocimiento antes de partir a prestar su imagen al patrocinador de una expedición al Himalaya, el conglomerado Hongta, que también auspicia la gira bajo un lema intricado: "El ser humano puede subir la montaña más alta, ser más alto que la montaña, y conseguir romper todos los límites que se propone".

El Extremo Oriente y la cuenca del Pacífico son una taza de oro y China la futura gran mina. Allí se encuentra el Madrid patrocinando todo tipo de eventos con el objeto de fortalecer su imagen y obtener el dinero, 7,9 millones de euros, que ya no le proporcionan los contratos televisivos.

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Según datos que suministra la oficina comercial de la embajada española en Pekín, de seguir a este ritmo de crecimiento -el 8% anual en 2002-, la economía China será la segunda del mundo entre 2015 y 2020. Para entonces, los quinceañeros chinos que hoy se conmueven con el Madrid habrán cumplido 30 años y algunos de ellos representarán un selecto núcleo de población: los que tendrán suficiente poder adquisitivo para comprar millones de camisetas cada temporada. Diez, veinte, o cuarenta veces más que las vendidas en España. ¿Quién sabe? En el año 2020 Beckham formará parte de la historia del fútbol, o de la mercadotecnia. Y el presidente madridista Florentino Pérez, que rondará los 70, habrá consumado, si su plan sigue adelante, su ambición más estratégica: conquistar el gigantesco mercado de Asia-Pacífico.

"Es imposible determinar el número de aficionados que tiene el Madrid en China, pero serán aproximadamente un tercio de la población", dijo David Hatchwell antes de volar a Kunming, en el aeropuerto de Barajas, la semana pasada. El director de ASD (Asia Sports Development), la compañía que gestiona la marca del Madrid en Asia, considera "aficionados" a aquellos individuos que responden "Real Madrid" como primera opción espontánea, en una encuesta. "¡Un tercio de China!", comentó Enrique Reyes, socio fundamental de ASD, que también forma parte de la expedición. "¡Eso hacen 400 millones! Nos daríamos por satisfechos con que un 10% de esa cantidad se comprase una gorra del Real Madrid".

El 10% de 400 millones son, aproximadamente, el número de ciudadanos chinos considerados "millonarios en euros", según fuentes de ASD. Son los 40 millones de chinos más poderosos, menos de un 5% de la población, y los únicos capaces de gastarse 70 euros en una camiseta oficial. Este grupo irá aumentando conforme evolucione la implantación de la economía de mercado. Acaso en el 2020 las cuentas cuadren a las mil maravillas. Pero Hatchwell no quiere ni oir hablar de beneficios económicos. Se niega a hablar del elemento lucrativo de su proyecto. Además de decir con admiración que "Florentino Pérez es un Dios", insiste en la labor filantrópica que dice estar llevando a cabo: "No se gana tanto dinero vendiendo partidos en China como en Francia, en Estados Unidos, o en muchos otros países. El poder adquisitivo del ciudadano chino no es elevado y lo importante es llevar la imagen del Madrid a los niños de Asia".

La estrategia asiática tiene límites. Prueba de ello es que el código señorial madridista no pudo aceptar la oferta que le hizo un líder mundial de fabricación de condones, con base en China. No se sabe si fue Hatchwell o el propio Florentino Pérez el que se negó a aceptar que la gira fuese patrocinada por unos preservativos que ofrecían "cuatro veces más", según fuentes de ASD. A cambio, los profilácticos habrían lanzado una línea "oficial" con la cara de Ronaldo, o Beckham, impresa en el látex.

El chaval que detuvo la policía china la semana pasada al saltar al campo, durante un entrenamiento, representa la fiebre juvenil madridista que se extiende por Asia. De unos quince años, gritando "¡Zidane, Zidane...!", el chico saltó la valla y superó la barrera de guardias uniformados para correr hacia los jugadores señalándose el escudo del Madrid en el pecho de la camiseta. Fue derribado y conducido a un cuarto en el que la policía china no permitió la entrada a nadie, ni siquiera a los miembros de la seguridad privada del Madrid. "Tranquilos que no lo van a torturar, ni mucho menos", dijo Hatchwell a los periodistas.

La gira es "una apuesta de futuro", asegura el propio Hatchwell. Y si todo marcha como ahora, en 20 años, esos muchachos, captados, ya tendrán suficiente poder adquisitivo para pagarse su camiseta oficial y contagiar a sus hijos. De momento, ese adolescente "que estaba histérico", según algún miembro de la expedición del Madrid, representa la base social de los futuros consumidores de la marca Real Madrid a los que apunta la gira.

Figo intenta controlar el balón en el partidillo de entrenamiento, ayer, ante Guti y Zidanne.
Figo intenta controlar el balón en el partidillo de entrenamiento, ayer, ante Guti y Zidanne.EFE

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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