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Decenas de miles de chiíes reclaman la salida de las tropas norteamericanas de la ciudad santa de Nayaf

Ramón Lobo

Miles de chiíes procedentes de las 18 provincias de Irak inundaron ayer las carreteras que conducen a Nayaf y Kufa, obligando a los soldados estadounidenses a ejercer labores de policía de tráfico. En la localidad de Kufa, ante unas cien mil personas, el joven y carismático imam Murtada Sayed al Sadr atacó de nuevo con dureza la presencia de las tropas extranjeras y las conminó a salir de inmediato de la ciudad santa. "Las tropas americanas han entrado en las escuelas religiosas y teológicas de la Hawaza en Nayaf con la excusa de buscar armas y han profanado la ciudad santa. Condenamos estos hechos y exigimos la salida de los infieles de Nayaf", dijo ante sus partidarios en un sermón retransmitido por la cadena Al Arabiya.

Hace una semana, este importante imam chií calificó a los soldados de Estados Unidos de "Ejército de ocupación", y declaró ilegal el nuevo Consejo de Gobierno nacional formado al amparo del procónsul (administrador civil) norteamericano, Paul Bremer, reclamando su disolución por tratarse de organismo "ilegal".

Hijo del imam Mohamed Sadiq al Sadr, asesinado en 1999 por el régimen de Sadam Husein, Murtada Sayed al Sadr cuenta con cientos de miles de partidarios en el sur de Irak, sobre todo en Diwaniya, donde se van a desplegar las tropas españolas.

La tensión entre Al Sadr y las tropas extranjeras parte de su anuncio de crear el denominado Ejército del Mahdi, el último imam de la rama chíi al que esperan como un redentor. El alistamiento de este ejército, aparentemente sin armas y cuyo fin es la expulsión por medios pacíficos de los norteamericanos, comenzó el 19 de julio y ayer se apuntaron a él miles de voluntarios. La respuesta de EE UU, que mantiene sus tropas acantonadas fuera de la ciudad, fue rodear la casa del imam. La denuncia de estos hechos por el portavoz de Al Sadr, Mustafa Yaacubi, soliviantó a sus seguidores, que lo consideraron una afrenta intolerable a su líder.

La de ayer fue una nueva demostración de fuerza de un dirigente que ha quedado fuera de las instituciones provisionales del nuevo Irak. Al Sadr calificó la presencia norteamericana en Nayaf de "asedio", y pidió a los otros líderes chiíes que exijan también la salida del país de los soldados estadounidenses.

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