Ian Thorpe y sus diferencias
Mucho se ha escrito estos días sobre Thorpe. Sus peculiares características hacen de su forma de nadar algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en otros nadadores próximos a su nivel. La capacidad propulsiva de sus extremidades inferiores le permite nadar manteniendo mas tiempo su brazo extendido hacia delante y con ello disminuir sus resistencia corporal. Eso le permite nadar con una frecuencia (o número de ciclos por minuto) inferior a la del resto en cada una de las pruebas que participa. Siendo lo explicado su mayor diferencia, junto con su volumen corporal y las características del bañador que utiliza, no debe olvidarse que cumple algunos aspectos fundamentales de una propulsión eficiente: una correcta posición de la mano y una adecuada acción de los brazos.
La posición de la mano se caracteriza por mantener la palma perpendicular a la superficie del agua y dirigida hacia atrás durante la mayor parte de la trayectoria, independientemente de la dirección de ésta. La acción de los brazos se produce con una rotación inicial del húmero, lo que coloca el codo más alto que el antebrazo y mano, ayudando esta rotación a aumentar la contribución del antebrazo y posteriormente del brazo a la propulsión.
Estos movimientos no sólo caracterizan a Thorpe, también Popov, Pherls, Kitajima y la mayor parte de las estrellas de la natación nadan de esta manera independientemente del estilo utilizado. Estos aspectos técnicos son los que realmente les diferencia del resto de nadadores de peor nivel además de las posibles diferencias en las características corporales.
Thorpe tiene que superar un problema adicional que es el esfuerzo tan diferente de las pruebas en las que participa, desde 100m hasta 400m. Necesita ajustar su frecuencia y longitud de ciclo a la distancia para ser lo más eficiente posible, teniendo en cuenta que sus valores son diferentes al resto. Los casi tres metros recorridos por ciclo en los 400 metros se convierten en sólo 2,60 en los 100 m libres mientras la frecuencia sube de 36 a 44 cic/min. Eso dificulta su capacidad para nadar los 100 m libres tan rápido como otros, pues su frecuencia es probablemente demasiado baja. Pero esta final todavía se tiene que nadar y Thorpe nos puede deparar alguna sorpresa.
Raúl Arellano es profesor titular de la universidad de Granada.
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