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Crítica:FERIA DE SANTANDER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los caballos, las estrellas

Otro público diferente al habitual de festejos de toreo, a pie, en coso, puebla los tendidos, gradas y andanadas de las plazas cada tarde que se anuncia un festejo del arte de rejoneo. Un público juvenil, infantil y femenino en su gran mayoría. Hasta los aficionados puros al arte de a pie suelen ceder gustosos sus boletos a familiares o amigos para tales eventos. Tiene esta concurrencia algo en común con la habitual. Son aplaudidores sin medida. Pero, ante todo y sobre todo, son fieles. Ni siquiera la pertinaz y fina lluvia conocida en estos pagos como calabobos con la que fueron castigados los pobladores de los tendidos desde el comienzo del espectáculo fue óbice para que ni uno solo de ellos se moviera de su sitio.

Tassara/ Moura, Mendoza, Cartagena

Toros de la señora viuda de Flores Tassara, mansos y blandos. Exageradamente despuntados para rejones. João Moura: dos rejones traseros y atravesados (silencio); rejón y tres descabellos (ovación). Pablo Hermoso de Mendoza: rejón bajo contrario (una oreja); rejón (dos orejas). Andy Cartagena: rejón caído (oreja); rejón (oreja). Plaza de toros de Santander. 20 de julio. 2º de feria. No hay billetes.

Parece ser que la ausencia de la suerte de varas en estos eventos es la causa o circunstancia de tal juvenil y femenina presencia. Aquí, lo único que hiere la sensibilidad de niños, jóvenes, señoritas y señoras, es que el caballo tenga un percance. Al caballo, ni tocarlo. El caballo es la estrella. El caballero, con ser importante, pasa a segundo término. El caballero debe dedicarse a clavar rejones de castigo, banderillas y rejones de muerte. Estas suertes, con ser aplaudidas distan mucho de las que suenan cuando los caballos artistas hacen alguna cabriola, adorno, desplante o ejercicio de doma. Pobre del jinete que se deje prender el caballo. Se le cae el pelo. También se dedican los caballeros a jalear los tendidos. No uno, sino todos. Con estos propios de los trapecistas cuando terminan un número arriesgado y buscan el aplauso. Ayer no fue la excepción. Andy Cartagena, en esto, es un fenómeno. Conocedor del oficio y del público, bailó más que toreó. Atropellado, acelerado y con demasiadas ventajas y triquiñuelas en sus dos actuaciones. Forzó en demasía a sus cabalgaduras. Con el caballo llamado Esfuerzo cosechó las más fuertes ovaciones.

Pablo Hermoso de Mendoza goza para el público de un caché superior a los de su escalafón. Se le tiene mucho respeto. Aunque según sus seguidores no es el mismo de anteriores campañas. La sobriedad, la torería y el bien hacer sin demasiados ajustes fue su aportación para solventar la papeleta que le presentaron sus dos oponentes. Magnífico el rejón de muerte que recetó a su segundo. A destacar, la exalta doma de los caballos que presentó.

João Maura resultó ser el más flojo de la terna o el menos aplaudido. Desconfiado en el primero, tuvo que esperar al cuarto para conseguir, con su caballo Belmonte, dejar pinceladas de la tauromaquia que su gran experiencia atesora. Fue largamente ovacionado.

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