La cumbre 'española' dictará sentencia
La proximidad de la frontera excita a los españoles, que siempre han escrito sus mejores páginas del Tour en los Pirineos. Y de entre todas las cumbres pirenaicas no hay otra tan propicia como Luz Ardiden, final de la etapa de hoy. El sello español quedó inscrito desde la primera vez que se ascendió, en 1985, con triunfo de Pedro Delgado. Allí también se graduó Indurain, en 1990, al batir a Lemond en el primer esbozo de lo que iba ofrecer el navarro en los años venideros. Y la estación pirenaica fue además escenario de las gestas de otros dos corredores con menos galones, Laudelino Cubino, en 1988, y Roberto Laiseka, hace dos años. Con miles de españoles, sobre todo vascos, deambulando estos días por los Pirineos, Luz Ardiden y sus 1.640 metros de altitud llegan en el momento decisivo de este Tour.
Será un etapa corta, de 160 kilómetros, pero con un tramo final sádico. La primera mitad será un recorrido sinuoso y lleno de vaivenes, con tres cotas de cuarta categoría. A partir del kilómetro 81, la carretera ya no concederá tregua. En ese punto comienza la ascensión del Aspin, de primera categoría, que se sube por su cara más dura: doce kilómetros de subida, con un desnivel medio del 6,5%. A partir de ahí, no hay más llano, sólo subidas y bajadas. Tras el Aspin, el Tourmalet, con toda su leyenda de 17 kilómetros de ascensión y una pendiente media del 7,6%. Tras descender el Tourmalet, llegará la traca final de Luz Ardiden, casi 14 kilómetros más con un desnivel medio del 7,1%.
La etapa ofrecerá la prueba casi definitiva de si es verdad que el declive del "imperio Armstrong" no tiene remedio. Pero el estadounidense ha dado pruebas de su voluntad de resistencia y ayer recibió alguna buena noticia. La temperatura ha descendido por debajo de los 30 grados. Ayer por la tarde incluso llovió al acabar la etapa en Loudenvielle, el cielo se vio encapotado por primera vez desde el inicio del Tour y corría una brisa fresca. Sin el calor de los últimos días, Armstrong podría encontrarse más entero para resistir un ataque general en el que los españoles tratarán otra vez de llevar la voz cantante.
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