Concierto de Noa en Mallorca

La pareja de actores Michael Douglas y Catherine Zeta-Jones cerró el sábado su estancia de verano en Mallorca, la misma noche en que se encendía el ritual de inicio del estío antiguo, la velada del día de Santa Margarita, que tuvo una puesta de sol blanca y aire de ardiente desierto. Al atardecer, los Douglas apoyaron la candidatura de Palma para acoger la Copa América 2007 y, después, departieron con el rey Juan Carlos en Portals. De noche, dos marcas clásicas de lujo, Montblanc y Piaget, con sus presidentes Norbert A. Platt y Yges G. Piaget, concertaron con Michael Douglas el uso de su centro cultural Costa Nord de Valldemossa y el patrocinio del recital de Noa, la muy diversa y cantante israelí criada en Nueva York. El evento festivo comercial, con 330 asistentes, se resaltó con la presencia de una nutrida colección de tipos y nombres; VIP unos de gran densidad económica y profesional, otros huéspedes de clase alta de los espacios del corazón y de la vida en dulce. El presidente de Baleares, Jaume Matas, repartió sonrisas y abrazos, y palmeó algunas de las canciones del mosaico de Noa. En el ala aristocrática figuraban la baronesa Thyssen, Carmen Cervera, y su hijo Borja, así como la condesa de Romanones. En este sector hay que ubicar a Nati Abascal y a su hijo Luis, duque de Feria; a Ira de Fürstenberg, María Eugenia Fernández de Castro, María Zurita y los deportistas Álvaro de Marichalar y Carlos Saiz. Entre las bellezas actuales figuraba Mar Flores -embarazada-, la estilizada presentadora de televisión Anne Igartiburu, la poderosa y misteriosa hotelera María Antonia Escarrer, de Sol Meliá, la periodista Victoria Carvajal, que veranea en Deià y creció en el palacio prioral de la Cartuja de Valldemossa, área que domina la esbelta pintora Natasha Zupan. Noa susurró, voceó y tocó los bongós y recreó la banda sonora de la película de Roberto Begnini La vida es bella. El propietario de Camper, Lorenzo Fluxá, y su hermano hotelero, Miguel Fluxá, de Iberostar, dieron el toque de la sociedad civil local en nada subalterna, al lado del potentado americano David Stein y el gran empresario Jaime Carvajal y Urquijo. El mundo de las letras, la vela y la opinión combativa lo representó Camilo José Cela Conde, que estaba con su esposa Gisele y su hija, la heredera del marquesado de Iria Flavia, Camila. Jueces, letrados y psiquiatras observaron hasta el final, cuando los invitados más notables llegados de otras tierras partieron a refugiarse a la mansión de Es Canyar, donde oficia de inagotable anfitriona Cristina Macaya, que iba de blanco con estola roja.